sábado, 27 de enero de 2018

¿Quién es este Jesús de Nazaret?

IV DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO,  CICLO B,28 DE ENERO DE 2018. 

Si cualquier ser humano es un misterio, un enigma, incluso para sí mismo, y conocerse a uno mismo es una tarea fundamental en nuestra vida y también difícil, ¿qué decir de quién es Jesús? Contamos con los cuatro Evangelios que se completan mutuamente en su retrato de Jesús, pero no nos proporcionan todos los detalles que quisiéramos tener para conocerlo como nos gustaría.. En realidad, la mayoría de los católicos saben algo acerca de Jesús, pero no podemos afirmar que tienen un conocimiento acabado acerca de Él o que tienen con Él una relación personal. A lo largo de los domingos del Tiempo Ordinario de este año nos toca seguir paso a paso el relato evangélico de San Marcos. En su primer versículo, San Marco nos revela claramente lo que se propone, es decir, presentar "la buena noticia de Jesús, el Cristo, Hijo de Dios". El nombre Jesús (Yesua) no era desconocido en su tiempo corresponde a Josué en el Antinguo Testamento, el que sucedió a Moisés como Jefe del Pueblo y lo guió en su entrada en la Tierra Prometida. A lo largo de su evangelio, San Marcos nos da pautas que nos ayudan a descubrir quién es Jesús. Nuestro pasaje de hoy es uno de los que nos ayudan. 

Empecemos con el pasaje que hemos leído del Libro del Deteronomio, palabra que significa "segunda ley". Se trata de un largo discurso dado por Moisés antes de que el pueblo ingresara en la Tierra Prometida. Habría que recordar que de todos los personajes del Antiguo Testamento, Moisés es sin duda el ma´s grande e importante. Dice Moisés: "El Señor tu Dios sucitará en edio de ti y de tus hermanos un  profeta semejante a mí. Este profeta hablará las palabras de Dios. Incluso da la impresión de tener mayor autoridad que el mismo Moisés. Estas palabras de Moisés no cayeron en oídos sordos entre los judíos, pues cuando apareción San Juan Bautista predicando y bautizando en el desierto, los enviados desde Jerusalén para averiguar quién era le preguntan "si es el Profeta". Se referían a esta pasaje del Deuteronomio. 

Todos los domingos escuchamos una lectura del Antiguo Testamento que tiene alguna relación con el evangelio del día. En el caso de hoy, la conexión es muy estrecha, pues el profeta anunciado por Moisés es Jesús que se presenta en la sinagoga de Cafernaum en Galilea un sábado para predicar. En la sinagoga aparece un hombre poseído por un espíirtu inmundo, es decir, un demonio, y comienza a graitar: "¿Que´quieres de nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos?Yo sé quien eres. El Santo de Dios". El demonio sabe quién es Jesús y lo proclama públicamente. Es el "Santo de Dios". La palabra santo se traduce como "separado" y todo lo relacionado con Dios es santo, tanto el pueblo como el templo, el culto etc. Este constituye uno de los títulos de Jesús juntamente con otros como Hijo de dios, HiIjo del Hombre etc. Jesús es el Santo y sabemos Dios es el tres veces santo, como se manifiesta en el episodio de la vocación del Profeta Isaías (c. 6) estando él en el templo. 

Jesús ordena al demonio terminantemente: "Calla, sal de él"y el espíritu impuro, gritando salió del hombre. La reacción de la gente es ante todo temor, algo que siempre se da en el Antiguo Testamento cuando hay una manifestación de Dios o de lo divino. Así también en el Nuevo Testamento, el ángel le dice a María "no temas", porque su aparición como mensajero divino provocaría temor. Obviamente, como resultado de las palabras determinantes de Jesús dirigidas al espíritu inmundo, la gente se dio cuenta de que allí se trataba de una clara intervención de Dios. Ya sabemos, como he indicado arriba, que San Marcos desde el inicio no hace ningún secreto del hecho de que Jesús es "el Hijo de Dios". Hay teólogos que piensan el Evangelio de San Marcos solo contiene lo que llaman "cristología baja", es decir, a diferencia del de San Juan que se abre con la clara declaración de que Jesús es el Verbo eternamente presente con el Padre y hecho hombre. No es así, Marcos y los otros dos evangelistas sinópticos tampoco tienen reparos en manifestar la divinidad de Jesús. 

Además, la gente en la sinagoga pregunta: "¿qué es esto? Una enseñanza nueva dada con autoridad. Ellos estaban acostumbrados a la enseñanza de los rabinos que se basaban en la doctrina de otro rabino de gran autoridad que a su vez se avalaba en otro en una cadena hasta llegar al final a Moisés, que, como he observado, era la máxima autoridad en el judaísmo. Ninguno de ellos presentaba sus enseñanzas con a propia autoridad. Jesús, en esto era único. No apelaba a ninguna otra autoridad más que la suya propia. Esto era inaudito y no sólo para los judíos. Ningún otro fundador de una religión se presentó de esta manera, ni Buda, ni Mahoma, ni ningún profeta. La autoridad que se otorga Jesús es inaudita. Tampoco ninguno pidió a sus seguidores lo que les pedía Jesús. Dice Jesús: El que ama a su padre, a su madre no es digno de mí; el que ama la   hijo o a la hija no es digno de mí" (Mt 10,7). ¿Quién puede atreverse a decir tal cosa si no es Dios? Pero Jesucristo es el Hijo eterno del Padre y lo puede decir perfectamente. Igualmente dice: El que no está conmigo, estña contra mí El que no recoge conmigo, desparrama" (Mt 12, 30). Jesús es único y hay que tomar partido a favor o en contra de él y nadie puede quedar indiferente. Además, se declara mayor que Moisés, el que dio la ley, y mayor que Salomón, considerado el mayor exponente de la la sabiduría. Sí, San Pablo lo llama "la sabiduría de Dios".  

Preguntémonos si realmente conocemos a Jesús que es el único que nos salva y puede dar sentido a nuestra vida o simplmente tenemos noticia de él pero no nos preocupamos de avanzar en neustro conocimiento de él? Si, en palabras de San Jerónimo "ignornacia de la Sagrada Escritura es ignorancia de Cristo, y nuestro conocimiento de la Palabra de Dios es escasa, si no nos interesa ir conociendo a Jesús más a través del Evangelio, sino más bien nos quejamos si el sacerdote da la homilía un poco más larga de lo que queremos, ¿en qué quedamos? ¿Somos realmente serios acerca de  nuestra fe? ¿Y si no hacemos ningún esfuerzo por comunicar la fe a otros y animarles a conocer más a Jesús y su doctrina, cómo podemos considerarnos católicos serios que se preocupan de su destino eterno? Existe el pecado de la presunción  que implica suponer que nos vamos a salvar sin poner los medios necesarios para ello. 



sábado, 20 de enero de 2018

EL TIEMOPO ES BREVE

HOMILÍA DEL III DOMINGO DE TEIMPO ORDINARIO, CICLO B, 21 DE DICIEMBRE DE 2018.

¿Qué quiere decir San Pablo cuando dice a los cristianos de Corinto que "el tiempo es breve" y qae nuestro mundo pasa. ¿Exagera, pues ya hace más de 1900 años que escribió esta palabras y el mundo sigue. En teoría sabemos que nuestra vida es breve, y aunque vivamos más de 90 años, al final todos moriremos aunque preferimos olvidarnos de esta verdad ineludible y dedicarno sa los asuntos mundanos como si fueran los únicos. Prosigue, "de ahora en adelante, los que tengan  mujer, que vivan como si no la tuvieran; los que lloran como si no lloraran: los que se alegran como si no se alegrasen; los que ompran como si no poseyeran; etc. Aquí el Apóstol quiere comunicar un mensaje de gran importancia y urgencia.

La primera lectura tomada del Profeta Jonás, profeta que ni siquera quiso cumplir el mandato que le dio Dios, y se escapó hasta darse cuenta de que no tenía más remedio, cuenta como los habitantes de Ninevé, ahora parte de Irak, hicieron caso al mensaje tremendo y urgente de este profeta renuente. El mensaje les decía que si no se arrepentían, todos ellos se morirían y desde el rey para abajo, toda la gente se puso saco y se echó encima cenizas como señal de penitencia y arrepentimiento. Aquí también hay una gran urgencia. Tenían tres días para arrepentirse o enfrentarse con la destrucción de su cidudad, como sucedió con Sodoma y Gomorra por no arrepentirse y seguir en sus pecados. ¿A quienes nos asemajamos nosotros, a los de Ninevé, o a los de Sodoma y Gomorra?. Vivimos en una cultura que hace caso omiso de la gravedad del pecado, sobre todo los pecados en contra del sexto mandamiento, pero también otros mandamientos como el tercero que nos manda santificar el sábado, que para nosotros es el domingo, día en el que Jesús resucitó de los muertos y alcanzó la victoria sobre el mal, el pecado y la muerte.

Pasemos ahora a explicar por qué San Pablo hace las afirmaciones que nos podrían parecer exageradas y por qué tenemos que hacerles caso. Al final de cada lectura de nuestra liturgia se dice "Palabra de Dios", pero ¿tomamos en serio eso? San Pablo, como los demás escritores bíblicos nos coumunican lo que Dios el Espíritu les ha inspirado y movido a escribir para nuestra salvación, es decir, para poder vivir según la voluntad de Dios en esta vida y así llegar a la vida eterna o al cielo como solemos decir.  Para San Pablo, con la resurrección de Jesucristo se ha inaugurado un nuevo mundo, se ha abierto una nueva dimensión de la realidad que relativiza todo lo demás. Se trata de un trastorno de los valores que tenemos, o de lo que consideramos impoortante y tanto nos preocupa en este mundo. Estas realidades que menciona como estar casado o no, estar triste o no, alegrarse o no, comprar  y poseer bienes materiales o no no forman parte de los auténticos valores que Jesucristo revela y manifiesta con su resurrrección porque, como dice el Libro del Apocalipsis, "hago nuevas todas las cosas ".

Dice Jesús "buscad el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añandidura". San Pablo dice "la figura de este mundo pasa", pero nosotros nos damos cuenta de que nuestra permanencia en este mundo no es eterna y sus valores son pasajeros y no eternos. ¿Qué considera valioso la gente hoy en día? El así llamado bienestar, tener seguridad, tener trabajo, casa y lo necesario para vivir etc. Para otros la más valioso es la salud.  Ciertamente, estas cosas tienen su importancia pero no consituyen el valor supremo, aquello que hemos de buscar todo todo nuestro empeño. Como dice Jesús en otra ocasión "hay que hacer esto sin omitir aquello". "¿Qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde su vida", es decir la vida eterna, la verdadera vida, la felicidad que no termina.  Dice San Agustín: "Nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto si no descansa en tí".

Si como San Pablo estuviéramos convencidos de que "la figura de este mundo pasa" y que Dios nos llama a una felicidad plena que no acaba, nos declararíamos cristianos católicos  sin tomar en serio los compromisos que eso implica?

El otro día estuve viendo una película sobre el hundiiento del Titanic. ¿Por qué se hundió ese barco hecho con la más moderna teconología de la época en su primer viaje transatlánico? Porque en parte estaban convencidos de que era inhundible. Probablemente por esta falsa confianza ni siquiera llevaba la mitad de los botes salvavidas para que pudieran salvarse todos los pasajeros. Murieron 1500 y se salvaron 713.  Cuando les avisaban que se iba a hundir el barco algunos no querían creerlo. Se hundió debido a la arrogancia de la naivera, que además, escondió el hecho de que se había dado un incendio en el cuarto de los motores unos días antes de la partida, cosa que debilitó el acero y probablemente fue lo determinó el hundimiento del barco. Es una imagen de cómo vive mucha gente en nuestro mundo. Dice Jesús sobre la gente que vivía antes del diluvio, contteporáneso de Noe, que comían y bebían, se casaban hasta el día que Noé ingresó en el Arca. Llegó el diluvio y se los llevó. "Así será en el dñia dle Hijo del Hombre"  (Mt 24,38 cfr. Gen 7,23). No podemos decir que no hemos recibido advertencias.

El nombre Jesús significa "Yahvé salva" o El Señor salva. ¿De  qué nos  salva Jesús? Pues de la muerte eterna que es el infierno? No seamos necios y tomemos en serio las advertencias que nos da la Palabra de Dios. En nuestro pasaje evangélico de San Marcos hoy, hemos escuchado el relato de la vocación de los primeros apóstoles en la ribera del lago de Galilea, pues eran pesadores. Jesús los llamó enseguida  y ellos dejaron las redes y lo siguieron. Cuando Jesús llama, hay urgencia y no quiere que se anteponga otros consideraciones.


sábado, 13 de enero de 2018

EL DISCIPULADO

HOMILÍA DEL II DOMINGO DE TIEMPO DURANTE EL AÑO O TIEMPO ORDINARIO, CICLO B, 14 DE ENERO DE 2018.

Al inicio de nuestro año, la Liturgia de la Palabra de este domingo nos pone delante el desafío de la vocación a ser discípulos de Jesús. La palabra "discípulo" proveniente del latín "discere", que significa "aprender". En la antiguedad, tanto entre los griegos y romanos como los judíos, el discípulo tenía que establecer una relación especial con el maestro, pues el aprendizaje no consiste meramente en aprender lo que está contenido en unos libros, sino más bien asimilar un modo de pensar, de juzgar y de vivir. Hoy en día se confunde el concepto de educación considerándolo como mera instrucción.

En nuestra primera lectura del Primer Libro de Samuel, el futuro profeta de joven está durmiendo en el templo, no el de Jerusalén, sino uno anterior que se encontraba en Silo. Después de escuchar varias veces en el sueño una voz, y pensar que lo llamaba el sacerdote Elí, éste le dice que  vuelva a acostarse y si la voz se dirige a él otra vez, que responda: "Aquí estoy, Señor", pues se trata de una vocación de parte de Dios al muchacho.

Nuestro pasaje del Evangelio está tomada del primer capítulo del Evangelio de San Juan y trata precisamente de la vocación de los primeros discípulos de Jesús,  Juan el Bautista cumple su misión no sólo bautizando a la gente en el Río Jordán, sino también al reconocer a Jesús como el Mesías e proclamar r este hecho con las palabras "He aquí el Cordero de Dios". Lo del cordero tiene miga porque cualquier judío de la época se acordaría de la inmolación del cordero pascual y todo el hecho de la opresión del Faraón y la liberación del pueblo de la mano de Dios luego de haber participado en la celebración de la Pascua. Dos de sus discípulos que serían probablemente el mismo evangelista y Andrés, el hermano de Pedro, epezaron a seguir a Jesús. Para que haya un discípulo de Jesús siempre tiene que haber uno que le indique el camino, que lo guíe indicándolo quién es Jesús. Jesús se da cuenta de que iban detrás de él y pregunta: ¿Qué buscáís?  Por el hecho de haber llegado a ser discipulos de Juan, ya buscaban algo, pues llegaron a seguir a Juan porque proclamaba la cercanía del juicio de Dios en contra del pecado. Por otra parte, Juan no se pone celoso sino que abiertamente les indica que él no es el Mesías, sino uno a quien le corresponde comunicar la presencia del Mesías que es Jesús. Los dos le dicen "Rabí" a Jesús, que como indica el evangelista, significa "maestro"., uno que enseña la verdadera sabiduría, y dicen "donde vives". Esta pregunta no se refiere meramente a que queiren saber donde está su casa o en qué casa vive. Más bien ellos con tal pregunta manifiestan un deseo de conocerlo y compartir un tiempo con Él y familiarizarse con él, con su persona y su misión, pues si es el Cordero de Dios, obviamente se les surgieron en la mente y en el corazón muchas inquietudes acerca de él, de su modo de vivir, y su proyecto. Jesús, obviamente, intuye esto porque responde "venid y veréis". Es decir, para llegar a ser discípulo de Jesús se necesita una experiencia personal con él.

¿Cómo es que a lo largo de las últimas décadas las Iglesias se han ido vaciando, el número de bodas en la iglesia en 10 años ha bajado de 60% a 20%, que casi no se ve jóvenes en las iglesias, pese a que todavía muchos padres piden el bautismo para los hijos y la Primera Comunión. Los padres que piden el bautismo para los hijos se comprometen a educarlos en la fe católica, pero no lo hacen ni al parecer no tienen ninguna intentción de cumplir este copromiso hecho ante Dios y la Iglesia, o simplemente no son capaces de hacerlo. Se echa la culpa de esta situación al secularismo que invade todos los aspectos de la vida y la sociedad. Pero, ¿no será que la misma Iglesia, desde los obispos para abajo se ha dormido en sus laureles no teniendo en cuenta el mandato de Jesús y ir y hacer discípulos de todos los pueblos. Damos catequesis a niños cuyos padres no están evangelizados, es decir, no hemos hecho nada o muy poco para que ellos lleguen siquiera a darse cuenta de lo que significa seguir a Jesús y ser discípulos de él. Priva en la vida de la gente la preocupación por el dinero y lo que puede comprar, el bienestar y demás comodidades que consideramos esenciales, pero nos hemos olvidado del hecho de que lo que es esencial es descubrir el verdadero sentido de la vida, y que sólo en Jesucristo, en y por quien todo fue hecho se encuentra este sentido.

Posteriormente, Jesús mandó a los apóstoles y discípulos a los pueblos a anunciar la buena noticia (evangelio), pero eso después de haber tenido una experiencia de comunión con él y de haber aprendido la novedad que significa seguirlo. Primero está la urgenica de lograr una relación personal con Jesús, y eso implica conocerlo, conocer su palabra que se encuentra en el Evangelio como en el resto de la Biblia. No se trata solo de un aprendizaje intelectual o académico sino vital, es decir, poner en práctica lo que Jesús me pide. Pero eso no se puede hacer uno solo. Tiene que formar parte de una comunidad cristiana viva y evangelizadora. ¿Cómo podemos pensar que con unos años de catequesis antes de los 10 años los niños ya están pertrechados para llegar a ser buenos discípulos, máxime cuando con frecuencia lo que ven en su casa contrdice que se les enseña en la catequesis. La excusa común es que no tenemos tiempo. Esto es un engaño, porque tenemos tiempo para todo lo que consdieramos importante. ¿Prenden ustedes el televisor cada tarde y noche? Tienen tiempo para eso. Hay tiempo para todo lo que consideramos importante o es un valor para nosotros. Los que valoran las salud encuentran tiempo para ir a gimnasios y salir a correr en la calle. Si Dios y Jescuristo no son el valor absoluto en nuestras vidas, encontrareos cualquier excusa para no hacer lo que nos pide.

Que la liturgia de este domingo nos deje como mensaje la importancia de adquirir una experiencia de Jesús y una relación personal con él, pues es la segunda persona de la Sma. Trinidad, resucitó de entre los muertos y está presente en nuestro mundo de otra manera distinta de como vivía en Palestina en el siglo I. Nos llega sobre todo en la Misa en su palabra y en la Sagrada Comunión, pero eso no es autoático o magia, sino que exige de nosotros un esfuerzo y mucha fe. Que el Señor nos dé la gracia de una gran hambre de conocerlo y amarlo y comunicar este amor a los que viven a nuestro alrededor. Así como San Juan Bautista indicaó a los primeros discípulos quién es Jesús, a nosotros nos toca llevarlo a otros, a nuestro familiares y amigos. ¿Quién más lo va a hacer?



sábado, 6 de enero de 2018

EL BAUTISMO DEL SEÑOR

FUESTA DE BAUTISMO DEL SEÑOR,  CICLO B, 7 DE ENERO DE 2018

En las semanas anteriores, comenzando con el Adviento y la espera de la llegada de Jesucristo, luz del mundo, simbolizado también por la Corona de Adviento en el que ibamos encendiendo cada doming otro cirio que indicaba el aumento de la luz, hasta la solemne celebración de la Navidad en la Nochebuena y el Día de Navidad. La celebración de la Navidad se ha extendido sobre todo hasta la Fiesta de la Epifanía de ayer. En el intermedio también hemos podido celebrar las fiestas de los "compañeros de Jesús", algunos de ellos, como en primer lugar San Etéban que es el protomártir, que inauguró la lista larguísima de los que han dado el testimonio supremo de la entrega de sus vidas por encima de cualquier otro valor al Señor. Se trata de otro tipo de nacimiento, es decir, a la vida eterna. Luego vino la Fiesta de San Juan el Evangelista que era "el discípulo que Jesús amaba" y que se acostó en el pecho de Jesús en la Última Cena. Después, celebramos a los Santos Inocentes, que aunque en su breve vida no conocieron a Jesús, pero compartieron con Él la muerte de la mano de un tirano con gran injusticia. Luego vino la Sagrada Familia y la Maternidad de María con la que hemos dado inicio al nuevo año. Ahora, pasando por encima de los treinta años de vida privada de Jesús en Nazaret, llegamos a otra fecha sumamente importante en la vida de Jesús que es su Bautismo de la mano de San Juan Bautista con la que inaugura su ministerio público que a su vez prefigura el desenlace final de su misión que se cumple con su muerte en la cruz y su resurrección. Además, nos da la oportunidad de reflexionar sobre el sentido de nuestro propio bautismo en el que hemos muerto con Jesús, hemos sido sepubltado y hemos recusitado simbólicamente conél como explica san Pablo en su Carta a los Romanos (6,6-1).

Este aos en el que estamos en el Ciclo B, estamos siguiendo el Evangelio de San Marcos que es el primero de los cuatro en ser escrito. Desde el inicio, el evangelista está planteando  dos preguntas: ¿Quién es Jesús? y ¿Quién es el discípulo de Jesús? Antes, veamos qué nos dice la primera lectura de Isaías. Comienza con una promesa de abundante agua y prosigue un poco más adelante con una referencia a la lluvia que baja del cielo y no regresa sin haber fecundado la tierra y producido su fruto. También la segunda lectura, de la Primera Carta de San Juan, tiene una referencia al agua: Jesucristo es el que ha venido con agua, pero no con agua sola, sino con agua y sangre. Recordemos que San Juan en su evangelio es el único de los cuatro que recoge el episodio del soldado que mete una lanza en el costado de Jesús en la cruz y que salió agua y sangre. El agua, obviamente tiene relación con el bautismo, y la sangre con la Eucarístia. Tierra Santa es una zona que se encuentra al borde del desierto y podemos darnos cuenta de que las referencias al agua tendría mucho significado para sus habitantes, pues se trata de vida o muerte, porque si la lluvia fallarían las cosechas y se moririán de hambre.

San Marcos dedica pocos versículos a la misión de San Juan Bautista como el que abre camino para la llegar del que es más fuerte que él, que bautizará con agua y fuego. Juan tan solo bautiza con agua como una señal de arrepentimiento, pero Jesús es que que tenía que venir y Él bautizará con agua sí pero sobre todo con el Espíritu Santo. Marcos no da ningún detalle sobre la vida de Jesús anterior a su llegada al Jordán para ser bautizado por Juan. Juan es retirado de la escena para que Jesús ocupe el lugar central, e inmediatamente surge la pregunta: ¿Quién es? y se va repetiendo a lo largo de su evangelio. Primero, una vez que Jesús sale del agua se rompe el cielo. Este detalle tiene relación con el hecho de que desde hacía varios siglos no había habido profetas que proclamaran la Palabra de Dios en Israel. Juan sólo cumplía la función de preparar el camino para Jesús, de manera que con él se abre el cielo y se termina la huerfandad del pueblo. Jesús, en realidad, no sólo es un profeta que habla de parte de Dios o comunica su Palabra. Es su misma palabra y todo lo que hace y dice es la comunicación de Dios para la salvación del hombre. Del cielto baja el Espíritu en la forma de paloma. En el Libro del Génesis, antes de dar inicio a la creación con las palabras "hágase la luz", el Espíritu se movía sobre las aguas del caos, y también cuando se habían retirado las aguas del diluvio, Noó soltó una paloma que regreso con una rama de olivo, simbolizando la nueva vida y el inicio de una nueva era, de paz. Así es en el bautismo de Jesús. Jesús fue concebido por acción del Espíritu en el seno de María, cuando el Angel la visitó. Esta constituye la primera unción de Jesús, pero se dio en secreto y tan solo María se entero de este gran misterio. Ahora, el Espíritu baja y se posa sobre él de manera pública de manera que es la segunda unción de Jesús por el Espíritu Santo. 

La voz del Padre desde la nube también indica quién es Jesús. Es el Hijo amado en que tiene puesta su complacencia. En caunto a la segunda pregunta que plantea San Marcos en su Evangelio, lo va respondiendo a lo largo del mismo y a lo largo del año tendrmeos ocasión de descubrir lo que es el discipulado y su importancia fundamental.

Dado que la mayoría de nosotros fuimos bautizados de niños y no tenemos memoria del hecho, caemos en el peligro de no darnos suficiente cuenta de su importancia fundamental en nuestra vida. Se trata, como dice el Rito en su inicio, del segundo y definitivo nacimiento, esta vez a la vida eterna. Por ello, San Pablo pudo decir a los cristianos de Colosa que no sólo han muerto con Cristo, sino que ya han resucitado con Él y de alguna manera se encuentran con Él en su gloria Obviamente, todavía esto no se da plenamente, pero es cierto y real. A los romanos les invita, como consecuencia de su batismo, a "caminar en la novedad de vida", pues la venida de Jesús al mundo y su muerte y resurrección han inaugurado el mundo nuevo y definitivo y nosotros formamos parte de él. Si nos diésemos cuenta de este hecho, no caeríamos tan fácilmente en el pecado y nos esforzaríamos por hacer florecer plenamente esta vida nueva en nostoros regalado por Jesús. San Pedro dice en su Primera Carta que Dios  nos ha rescatado no con oro y plata marescibles sino con la sangre preciosa de su Hijo muerto en la cruz. Además, en su bautismo en el Jordán, Jesús da su primer paso público y definitivo que lo llevará luego a la cruz.