sábado, 30 de diciembre de 2017

LA SAGRADA FAMILIA

FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA, 31 DE DICIEMBRE DE 2017

¿Por qué se trata de una familia santa?

Ciertamente sabemos que hoy en día la familia está sometida a muchas presiones de parte de la sociedad? En lo económico suele ser necesario que ambos padres salgan a trabajar fuera de la casa y se sufre también precariedad laboral, porque en muchos casos uno puede sufrir la despedida en cualquier momento. Muchas familias sufren de un exceso de materialismo y consumismo. Quieren más y más aparatos, viajes etc. movidos muchas veces por la publicidad o quieriendo seguir lo que hacen otros. Los horarios de trabajo no facilitan la vida familiar. Hay familias en las que los padres más o menos abandonan su rol de ser los primeros educadores de los hijos y dejan que los colegios y los maestros cumplan esta función. Permiten que los niños tengan acceso sin restricciones a los medios de comunicación como la televvisión. Los Estados se dedican a imponer indeologías nefastas como la así llamada LGBT, lavando el cerebro del niño en la escuela y los padres apenas protestan. Se dan no pocos conflictos en el seno de la familia, especialmente en el caso de los adolescentes que exigen más libertadad para salir de noche a fiestas y botellones.

Pese a todas las dificultades que las familias actuales encuentran, la Iglesia nos propone hoy como modelo la Sagrada Familia, como ejemplo de una familia que alcanza la santidad que Dios nos pide. Si bien es cierto que no se trata de una familia normal en cuanto que José no es el verdadero padre y tuvo que pasar unas pruebas hasta que le comunicó el ángel la verdadera situación de María, que estaba en cinta por potra del Espíritu Santo. María era virgen y según consta en el Evangelio de San Lucas dos veces, ella observaba y meditaba delante de Dios todas las cosas que se iban dando. Jesús es el Hijo de Dios. Sin embargo, a ellos les tocó vivir muchas dificultades. El hecho de salir a un viaje desde Nazaret hasta Belén, en las circunstancias en las que se viajaba en la época y sobre todo estando ya avanzado el embarazo de María. Luego vino el tremendo peligro en el que se encontraron con la amenaza de Herodes, pero una vez más a través de la intervención del ángel que le comunica a José lo que tenía que hacer, superaron esta prueba. Otra vez, estando en Egipto, tuvieorn que ponerse a viajar otra vez y al final llegar hasta Nazaret. José, según San Mateo, era "un hombre justo", es decir, fiel cumplidor de la ley de Dios y se ve cómo en cada caso cumpió enseguida lo que el ángel le comunicaba. Luego, no es difícil de imaginar la angustia que pasaron José y María cuando se perdió Jesús y tuvieron que regresar a Jerusalén y buscarlo a lo largo de tres días enteros.  En esto consiste la santidad, y en la Biblia decir "justo" es lo mismo que santo.

José era carpintero o artesano, de manera que no era de la clase más desamparada que eran los jornaleros. Sin embargo, eran pobres según lo que San Lucas indica proque en el templo no ofrecer un cordero, sino un par de tórtoras o dos pichones. Vivían en un pueblo, y por lo que posteriorente nos hace saber San Lucas, la gente de Nazaret rechazó a Jesús y quisieron despeñarlo desde el barranco en el que estaba construido el pueblo. Podemos suponer que como es normal en un pueblo, la Sagrada Familia tenía que tener mucha paciencia con este tipo de gente un poco burda y no muy dados a las buenas formas.

Jesús nació y vivió como verdadero hombre, teniendo que aprender a hablar, a escribir y ejercer el oficio de carpintero de José con todo la dureza que eso implicaba en la época. No es como hoy donde hay grandes tiendas de bricolaje donde uno compra la madera y dimensionada, y las herramientas eléctricas para cortarla etc. Allí probablemente, se tenía que ir al monte a escoger un árbol para tallar y llevar al taller, y luego cortar haciendo las tablas necesarias para hacer los muebles, puestras y otras cosas que tenían que hacer. Podemos deducir de las parábolas que Jesús observaba con gran detalle y finura todos los aspectos de la vida sea la agricultura, la pesca, la artesanía de su época. Su encarnación era auténtica y no se le ahorraba nada en cuanto a ganar el pan con el sudor de la frente. Un joven al ir creciendo y madurando necesita una gran cercanía a su padre para ir a aprendiendo todo lo que es ser hobre con sus responsabilidades y sacrificios. Jesús iba aprendiendo todas estas cosas de José.

¿Cómo se santificaba la Sagrada Familia? Pues, a través de la oración y del trabajo diario. Los judíos oraban cinco veces al día y el sábado acudían a la sinagoga para escuchar una lectrua de la Sagrada Escritura y una prédica del rabino u otro miembro eminente de la comunidad. San Ignacio nos porpone el ideal de "enocontrar a Dios en todas las cosas". Así hacían José, María y Jesús a lo largo de aquelos años de oración, trabajo y silencio en Nazaret.

Recientemente he sabido del hecho de que un sacerdote irlandés, P. Patrick Peyton, que vivió la mayor parte de su vida en Estados Unidos,  que dedicó su ministerio a promover una Cruzada de Oración, concretamente el rosario, va a ser beatificado. Su lema era "La Familia que ora juntos se  mantiene unida". Sabemos que la Sma. Virgen tanto en sus apariciones de Fátima, que en este año 2017 se ha celebrado el centenario, recomendaba el rezo del rosario para superar tantos males que hay en el mundo. Se trata, según San Juan Pablo II, de contemplar los misteiros de Jesús desde la perspectiva de María, también como dice el Evangelio de San Lucas reflexionaba sobre cada cosa que sucedía, es decir, iba descubriendo la voluntad de Dios manifestarse en cada acontecimiento y así iba cumpliendo su respuesta al Arcángel en la Anunciación:"Hagase en mi según tu palabra"


sábado, 23 de diciembre de 2017

Dios quiere hacer una casa para David.

HOMILÍA IV DOMINGO DE ADVIENTO, 24 DE DICIEMBRE DE 2017.

Completamos el Adviento con este cuatro domingo de Adviendo que este año cae en las mismas vísperas de la Navidad. Nuestra primera lectura recoge uno de los textos más importantes y emblemáticos de toda la Biblia en el séptimo catpítulo del segundo libro de Samuel. . El Rey David, después de haber logrado sobreponerse a todos sus enemigos, y de haber logrado la conquista de Jerusalén donde había establecido su residencia, quiere hacer una "casa de Dios", es decir un templo. En un primer momento su profeta de la cotre Natán, le dice que sí que proceda, que Dios lo ve bien. Posteriorente, el profeta tiene un sueño en el que Dios le counica que no le corresponde a David hacerle una casa para Él, sino que él mismo creará una casa y le dará un descendiente. Aquí no se trata tanto de una casa física sino de la dinastía de David. Este episodio se da alrededor del año 1000 a. C. Sabemos que el Rey de Bibilonia en el año 586 destruyó Jerusalén y el templo,  llevó a la gente importante al exilio  incluyendo el rey, a quién le había arrancado los ojos y matado a sus hijos en su presencia. Es decir, la dinastía de David, duró unos 400 años pero ya nunca pudo reconstituirse. Este hecho provocó una notable crisis en la mente de los israelitas, pues ¿Cómo se iba a cumplir la promesa de Dios? Aquí se trata de la providencia maravillosa de Dios que lleva los hilos de la historiia y lograr sus planes de una manera misteriorsa. Dios demoró casi 600 años en cumplir su promesa  y es lo que constatamos en nuestro evangelio de hoy.

Saltamos 1000 años de los planes de David en Jerusalén a la Virgen María en Nazaret. El mismo Arcángel Gabriel que se había aparecido a Zaquarías en el templo, se aparece ahoa a María, no en el templo sino en su humilde casa de Nazaret. Nazaret era un pueblo insigificante que ni siquiera se mencionaba en la Biblia. El Angel Gabriel se presenta delante de María, no en el templo como a Zaquarías sino en su casa sola y le dice: "No temas, María, concebirás y darás a luuz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será grande y se llamará hijo del Altísimo. El Señor le dará el trono de David su padre, y reinará sobre la casa de Jacob por siempre y su reino no tendrá fin" Más adelante diice "Nada hay imposible para Dios". Es decir, la promesa de Dios a David se cumple casi mil años después debido a que José era de la familia de David. Aquí lo que se manifiesta claramente es la Proviencia de Dios.   Dios no se había olvidado de su promesa y la cumplió de una forma supeiror que nadie pudiera sospechar. No solo se trata de un rey como David, sino del mismo Hijo de Dios que manda a reinar  no sólo sobre su pueblo Israel sino sobre todo el mundo. La misión de Israel era precisamente la de ser vehíiculo de salvación para todos los pueblos. Los israelistas se cerraron en su aislamiento y legaron a despreciar a los paganos.

También San Pablo al final de su gran carta a los Romanos se refiere a este plan maravilloso de Dios con la palabra "misterio", con la que se refiere designio de Dios de salvar no sólo a Israel sino a todos los pueblos, plan que ha formulado desde el inicio de los siglos y se ha manifestado ya. Este plan trata de atraer a todos los hombres a la obediencia de la fe. La fe es el don de Dios por el cual nos fiamos de él y acogemos todo lo que nos ha enseñado para nuestra salvación. La palabra expresión "obediencia de la fe" se refiere al hecho de que la fe es la respuesta a la Palabra de Dios, pues la palabra obedecer está relacionada con "escuchar". De ahí la importancia de la proclamaciónd de la Palabra de Dios y su acogida por la escucha y la obedienicia.

Estamos a pocas horas de la celebración de la Navidad de este año 2017. Que lo que hemos escuchado y reflexionado en estas semanas de Adviento nos ayude a acoger a Jesús que se encarna, es decir, "se hace carne" y comparte con nosotros toda la vida humana, menos en pecado, con sus dolores, angustias,alegrías y esperanzas. Que María Santísima sea nuestra guía y que aprendamos de ella la lección que se expresa en sus palabras: "Hágase en mi según tu Palabra" y "Háced lo que él os diga".


sábado, 16 de diciembre de 2017

DOMINGO DE LA ALEGRÍA

HOMILÍA, TERCER DOMINGO DE ADVIENTO, 17 DE DICIEMBRE DE 2017.

Tanto en el Adviento como en la Cuaresma, la Iglesia dedica un domingo en el que las lecturas bíblicas nos invitan a la alegría. Esta alegría se expresa en primer lugar en nuesta lectura del libro del Profeta Isaías donde afirma: "Yo regocijo plenamente en el Señor, mi alma exulta en mi Dios". En en Nuevo Testamento, sin duda San Pablo es el que más invita y exhorta a la alegría, y así es en nuestra segunda lectura de hoy de su carta a los cristianos de la ciudad griega de Tesalónica. De hecho, éste el el primer escrito cristiano que ha llegado a nosotros. Pudiera ser que Pablo les haya escrito más cartas a otras comunidades que no han llegado a nosotros. Se trata, pues, del primerísimo escrito de todos los que se han escrito desde entonces hasta nuestros días. Proviene de alrededor del año 50, unos 20 años después de la muerte y resurrección de Jesús. El Apóstol escribe: "Hermanos, estad  siempre alegres, orad sin interrupción, en todas las cosas dad gracias, pues es la Voluntad de Dios en Cristo Jesús para vosotros"

Podemos constar al leer las cartas de San Pablo que suele hacer afirmaciones con mucha fuerza, pero pareciera que esta vez se ha pasado. Podríamos preguntarnos: ¿Cómo se puede estar alegres siempre?  ¿Acaso podemos estar alegres y contentos en la ocasión de la muerte de un ser querido? Si se nos ha encendiado la casa y hemos perdido todas nuestras pertinencias, ¿podemos estar alegres? o ¿Si vamos al médico y nos dice que lamentablemente tenemos un cáncer? Para San Pablo, el hecho de la venida de Jesucristo, Hijo de Dios a nuestro mundo, de haber muerto en la cruz y resuctiado y por ellos logrado la victoria definitiva sobre el mal, la muerte, el pecado, todo, cambia radicalmente nuestra situación y el mismo mundo. Esta idea la desarrolla en su carta a los cristianos de Roma c. 8: "Porque estimo que los sufirimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros.... ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación? ¿La angustia?¿la persecucuón? ¿el hambre? ¿la desnudez? ¿los peligros? ¿la espada?...Pues estoy seguro que ni la muerte ni la vida ni los ángeles, ni los pricipados ni lo presente ni lo futuro ni las postestades, ni la profundidad, ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de  Dios manifestado en Cristo Jesús Nuestro Señor". (Rom 8, 18-38).

No debemos de confundir la alegría a la que se refiere San Pablo con el mero placer. El placer lo provoca la satisfacción de nuestros institntos y pasiones. Existe un placer al comer y beber, en las relaciones sexuales, en la caída del agua caliente sobre el cuerpo en la ducha,etc. Aquí la alegría proviene de nuestra unión con Jesús, Hijo de Dios que siendo la segunda persona de la Sma. Trinidad, comparte desde toda la eternidad el amor del Padre que es el Espíritu Santo. Al encarnarse, o hacerse hombre, la fiesta que celebramos en la Naivdad, ha tomado sobre sí toda nuestra condición humana, excepto el pecado, nuestras alegrías y dolores, esperanzas e ilusiones. Todo lo auténticamente humana lo ha asumido y hecho suyo, llegando hasta el extremo de la cruz. En la resurrección, ha alcanzado una victoria y un triunfo tan grande que como se dice en el penúltimo capítulo del Libro del Apocalipsis, tabién el final de la Biblia: "Y enjugará las lágrimas de sus ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos, ni fatigas porque el mundo viejo ha pasado... Mira que hago un mundo nuevo. Y añadió: Éstas son palabras ciertas y verdaderas" (Ap 21, 1ss). Cada uno de nosotros heos sido introducido a este mundo nuevo producido por la victoria de Jesús resucitado por nuestro bautismo, de manera todos los dolores y angustias que nos tocan en este mundo son pasajeros y estamos en el camino de alcanzar plenamente la participación en este mundo nuevo que es toda alegría y paz.

San Pablo prosigue: "Orad sin interrupción". Aquí repite algo que el mismo Jesús dice en el Evangelio de San Lucas, pero ¿cómo podemos cumplir este mandato? En los primeros siglos, los Padres de la Iglesia y en el siglo IV, los cristianos que se retiraban al desierto de Egipto tomaban muy en serio estas palabras. Los del desierto procuraban evitar toda distracción y se dedicaban a trabajos que no necesitaban mucha concentración mental como la fabricación de canastas para dejar la mente libre para poder elevarla al Señor. Incluso pensaban que a lo largo de la noche la misma respiración sería una suerte de oración. Los Padres de la Iglesia que han escrito tratados sobre la oración tratan este tema, de manera especial Orígenes de Alejandría del siglo III y San Augstín. Ellos, considerando que a partir del bautismo toda nuestra vida está unida a Jesús resucitado, todo lo que hacemos en cumplimiento de la voluntad de Dios a lo largo del día se convierte en oración. Claro, también sabían que la Iglesia oraba siete veces al día, la que llamamos La Liturgia de las Horas, y se invita al cristiano a dedicar tiempo a la oración para reforzar esta unión. San Agustín ve la oración como la expresión de un deseo de la unión con Dios y de estar en su casa o su morada, pero debido a nuestra flaqueza este deseo puede debilitarse, de manera que también es necesario dedicar tiempos específicos a la oración para fortalecer este deseo. También San Pablo invita a los cristianos de Roma a ofrecer sus cuerpos como sacrificio agradable a Dios (Rom 12,1ss).

También Pablo nos exhorta a dar gracias en todas las cosas. En realidad, nosotros por nuestras propias fuerzas somos incapaces de dar gracias debidamente a Dios por los inmensos beneficios que nos ha dado y nos sigue dando cada día. La misma palabra "eucaristía" significa "dar gracias bien". Teneos la tentación de dar por supuesto que vamos a recibir lo que Dios y los demás nos dan y nos olvidamos de dar gracias. En tiempos bíblicos, cuando el pueblo de Israel vivía al lado del desierto y sabía que cualquier año podría fallar la cosecha debido a la sequía, las plagas o la guerra. Por ello, existía ellos se daban cuenta de que si tenían de qué comer era por la gracia y la bondad de Dios. ¿Y nosotros oraos antes y después de comer? En la Nochebuena, vamos a reunirnos con los familiares, ¿y nos olvidaremos de dar gracias a Dios por todo lo que ha hecho, por la vida, por habernos reunido en tan señalada ocasión, por habernos dado todo lo que tenemos y somos? Recordemos el episodio de la curación de los diez leprosos por Jesús y que solo uno volvió a dar gracias y era un samaritano.

San Pablo prosigue: "esta es la voluntad de Dios hacia vosotros". Dios quiere que tengamos la íntima convicción que tenía el Apóstol sobre la victoria de Jesús sobre todo mal, el demonio y la muerte, y del hecho de que con Él nuestro mund, nuestra historia ha cambiado radicalmente, que "ha hecho nuevas todas las cosas". Este proeceso va adelante y nosotros formamos parte de él. Nos toca también colaborar a que de verdad se manifieste en nuestra vida y a nuestro alrededor esta novedad de vida que también se llama el Reino de Dios. Tal colaboración se concreta en el criterio que Jeús nos entrega para el juicio final: "Tuve hambre y me distéis de comer, tuve sed y me disteis de beber, estuve desnudo y me vestistéis, en la cárcel y me visitaseis...." También en esta Navidad podríamos privarnos de algunas cosas y ofrecer una limosna para las personas más necesitadas recordando de manera especial a los cristianos perseguidos de Siria e Irak que todo lo han perdido a manos de los terroristas islámicos.


sábado, 9 de diciembre de 2017

ALLANAR EL CAMINO DEL SEÑOR

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO, 10 DE DICIEMBRE DE 2017.

El día 14 de este mes de diciembre, celebrmos la Fiesta de San Juan de la Cruz, uno de los más  grandes místicos de la historia de la Iglesia. Él y Santa Teresa de Jesús colaboraron en la reforma de la Orden del Carmelo en el siglo XVI. Además, es uno de los más grndes poetas de la lengua española. Curiosamente, él mismo hace un comentario a sus propias poesías. Lo que más restalta en todos sus escritos es la necesidad del despego, de dominar el deseo de cualquier otra cosa que no sea Dios. Esta idea está en perfecta concordancia con lo que dice Jesús: ·El que ama a su padre, madre, hijos ... más que a mí, no es digno de mí" o lo que Jesús expplcó como la síntesis de todos los mandamientos de la ley de Dios: "Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y al prójimo como a ti mismo". ¿Cuáles son estos apegos o deseos que obstaculizan el camino de la entrada de Dios en nuestra alma?  Se trata del apego a todo lo mundano, al placer, al dinero y lo que puede comprar, al poder y al dominio sobre otros, el apego  la fama y el miedo al qué dirán. Ahora en el Adviento y en la Navidad nos encontramos con muchos obstáculos que nos impiden a abrir nuestro corazón al Señor y llanar el camino para que entre en él. Ya hace tiempo que comenzó "la Navidad comercial", pues los comerciantes esperan poder vender la mitad de todos los productos que venden a lo largo del año en ests fechas. Nos preocupamos de dar y recibir regalos, muchas veces inútiles, de hacer muchas compras. Las empresas suelen hacer cenas de Navidad. En fin, todo menos recordar lo que verdaderamente se celebra en la Navidad para qué es el Adviento. Nos preocupamos de lo material y de lo social y nos olvidamos de lo que dijo Jesús: "Buscad primero el Reinado de Dios y su justicia  y todo lo demás se os dará por añadidura".

Hay maestros espirituales y otros que escriben libros de autoayuda que presentan recetas para ayudarnos a alcanzar la práctica de la virtud y  la felicidad con unos métodos que requieren grandes esfuerzos de parte nuestra. Existe la metáfora de la subida del monte santo. De hecho, una de las obras de San Juan de la Cruz se titula "La subida al Monte Carmelo". Lo más importante no es nuestro esfuerzo generoso dependiente de nosotros, sino el poder de la gracia de Dios. Ciertamente, tenemos que formar nuestra voluntad y hacer un esfuerzo, pero no es que primero nosotros tengamos que salir  buscar  a Dios, sino que él ha salido ya a nuestro encuentro. "Dios nos amó primero", escribe San Juan en su Primera Carta.

Empecemos con la lectura del Libro de Isaías, que en realidad no es del mismo Profeta Isaías que vivió en el siglo VIII en Jerusalén, sino un profeta anónimo que vivió en Babylonia precisamente en el momento en el que cayó el Imperio de Babilonia  a manos del Rey Ciro de Persia alrededor del año 538 a. C. Este rey permitó a los judíos a volver a su tierra. Nuestro pasaje de hoy es el inicio de la profecía del que se suele llamar Deuteroisaías. Es un mensaje de consolación y de esperanza, de vuelta a la tierra ancestral de parte de los judios que ya llevan más de dos generciones en el exilio en Babilonia. Se trtaa de preparar un camino para que pueda llegar el Señor y eliminar los obstáculos. El camino de Babiloni a Jerusalén no pasa por una llanur sino por colinas y valles. Hoy en día, como los ingenieros hacen maravillas al construir las autovías, removiendo tierra, dinamitando rocas etc. es fácil viajar en una autovía y no nos damos cuenta de todo el trabajo que implicaba l construcción de tal carretera.

Un comentador de la obra de San Juan de la Cruz, que como he señalado arriba, insiste en eliminar los apegos, los deseos de cosas no permitidas o que no nos llevan a la meta de nuestro camino, lo compara con un helicóptero que en una acción bélica tiene que aterrizar y rescatar a unos soldados. Ante todo se necesita que el helicóptero encuentre un mínimo de espacio llano, y no de rocs y abrojos para poder aterrizar, de manera a los soldados en tierra les toca allanar un espacio para facilitar el aterrizaje. No seamos en esta Navidad como unos invitados a un cumpleaños de un niño y todos llegan a la casa, toman bebids, vinos, tapas etc, y se ponen a charlar entre sí,, sin siquiera preocuparse de felicitar al niño, de darle un beso y un abrazo. ¿Quién haría eso? Pues es lo que muchos hacen en la Navidad.

Así como hemos escuchado el inicio de la profecía de este profet anónio que llaman Deuteroisías, hoy hemos escuchado el incio del Evangelio de San Marcos que es el primero de los cuatro evangelios en ser escrito. La primera palabra es precisamente "evangelio" que significa "buena o alegre noticia". ¿Me parece a mí buena noticia o me da alegríia? o  ¿Me quejo del cura que hace la "misa larga"? Hay 168 horas en una semana, y Jesús les dijo a los apóstoles en el momento de su agonía en el huerto, "Vigilad y esperad", pero como se durieron mientras él pasaba una tremenda angustia hasta sudar sangre: "¿no habéis podido vela una hora conmigo". Si nos encontramos con un amigo, ¿acaso nos quejamos de que nos quita tiempo porque nos cuenta cómo le va, como está su vida? El Domingo es el Día del Señor, un día especial dedicado a él, y tenemos tanta impaciencia que queremos marcharnos de la iglesia lo antes posible. He observado que la gente que va a un partido de fútbol llega varis horas antes y se pone a esperar tranquilamente. ¿Lo que pasa es que no nos hemos preocupado de eliminar los obstáculos que hay en nuestra vida para que realmente la misa sea un encuentro con el Señor, sea en su Palabra que en la comunión, palabra que significa "unión con", pero con Jesús Hijo de Dios que ha entregado su vida hasta el extremo de la cruz para nosotros.

La palabra "Jesús" significa "Yahvé salva", y sabemos que Yahvé es el nombre que Dios mismo reveló a Moisés en la zarza ardiente. Luego dice que es Hijo de Dios. A continuación el evangelista cita a Isaías .aplicando la llamada del profeta de allanar el camino a la llegada de San Juan Bautista  cuya misión era precisamente preparar el camino para la llegada de Jesús como Mesías através de una conversión simbolizada por el bautismo, es decir, un lavado en el Río Jordán, como manifestación de arrepentimiento para el perdón de los pecados.

El profeta nos indica en las primeras palabras de su libro que lo que Dios quiere es consolarnos. Dios no es que quiera fastidarnos o que seamos infelices y poco contentos. En otra parte del  libro de Isaías se dice que "así de altos están los cielos sobre la tierra, así están mis caminos". Como hemos visto, necesitamos de una preparación, de allanar el camino, de eliminr los obstáculos como las rocas y los valles en el camino, para poder que el Señor llegue a nuestra alma en esta Navidad. Se trata de elminiar los apegos o deseso equivocdo o mal orientados hacia las cosas perecederas y no hacia el verdadero tesoro que es Jesucristo Nuestro Señor. Juan el Bautista invita a una conversión, que significa por una parte un cambio de mentalidad, y por otra un cambio de rumbo, como cuando en la carretera nos damos cuenta de que nos hemos equivocado y nos vemos obligdos a dar una vuelta en U y volver para atrás hasta encontrar el camino correcto.



sábado, 2 de diciembre de 2017

ADVIENTO

HOMIÍA, PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO DEL CICLO C, 3 DE DICIEMBRE DE 2017.

Damos inicio hoy  a un nuevo año litúrgico. Sabemos que la gente suele tirar la casa por la ventana al llegar el año nuevo civil. En realidad, le dan una importancia excesesiva a tal eferímedes, pues fue Julio César que estableció el calendario que puso el inicio del año en el 1 de enero. Antes era el 25 de marzo, o al llegar la primavera. La Iglesia, a lo largo del año, empezando hoy, nos propone un recuerdo o memorial de los grandes acontecimientos de nuestra salvación.. El Adviento fue introducido en la primera parte de la Edad Media, como un reflejo para la celebraciónd e la Navidad de lo que ya desde hacía siglos había sido la Cuaresma y también era de 40 días, empezando a partir del 11 de noviembre, la Fiesta de San Martín de Tours. En nuestra liturgia actual, comienza a finales de noviembre o principios de diciembre, la diferencia de fecha proviene del hecho de que la celebración de la Pascua, como sabemos, varía de año en año.

Aunque el Adviento tiene algunas semejanzas con la Cuaresma, e implica una cierta austeridad en la Liturgia, por ejemplo la  omisión del himno Gloria in excelsis. También se ha introducido la bendición de la Corona de Adviento en este domingo con sus cuatro cirios representando el aumento de la luz y la cercanía de la llegada de Jesucristo, luz del mundo. Esta costumbre tiene su orgen en los pueblos del norte de Europa antes de su conversión al cristianismo. Recogían  ramas verdes y encendían fuegos en la oscuridad del mes de diciembre como  expresión de la esperanza de la llegada de la primavera. En el siglo XVI, tanto católicos como protestantes colocaban una corona con cuatro velas en sus casas, simbolizando las cuatro etapas de la espera de la llegada de Jesucristo, Sol de Justicia y luz del mundo (Mal 3,20; Lc 1,78).

Pasando a las lecturas de hoy, la primera del Libro de Isaías, comienza con: "Tú, Señor, eres nuestro padre,tu nombre de siempre es «Nuestro redentor". La palabra "redentor" forma parte del lenguaje cristiano y casi damos por supuesto lo que significa que Jesucristo es Nuestro Redentor. En la angtiguedad y en la Edad Media, incluso en los primeros siglos de la edad moderna, no era poco común que alguno fuera secuestrado al ir de viaje o en otra cirucunstancia. En el Antiguo Testamento, existe la figura de "go'el" o redentor, que tenía la obligación de organizar el rescate de un miembro de la familia que había caído en tal desgracia o simplemente había sido vendido como esclavo por no poder pagar sus deudas. Más adelante, no era poco común el secuerstro de personas, con más frecuencia de nobles o personas de familias acaudaladas, que tendrían medios para pagar el rescate. También los moros se dedicaban a esclavizar a gente, llegando a millones en el mediterráneo. Los llevaban a África a realizar trabajos forzados, un poco como los gulag en tiempos de la Unión Soviética, y les deban casi nada de comer. A veces, los piratas moros llegan a atacar un pueblode la costa de Italia o de España y si el pueblo no tenía modo de defenderse, podían llevarse toda la gente, incluyendo al sacerdote. De ahí en la Edad Media, se fundaron Órdenes Religiosas como los Trinitarios o la de la Sma. Virgen de  la Merced, que en próximo año celebra los 800 años de su fundación de parte de San Pedro de Nolasco, un comerciante de Barcelona que renunció a sus negocios para dedicarse a esta importante misión. Fueron los Trinitarios los que rescataron a Cervantes, que al pasar de Italia a España el barco en el que viajaba fue secuestrado por moros. 

Pongámnos en el caso de estas personas que se encontraban en una mazmorra en África como esclavos, la angustía que sentirían, y las familias que en una época en la que no había el tipo de comunicación hay hoy en día, y pasaba el tiempo y no recibían ninguna noticia de sus seres queridos. Nuestro texto de Isaías expresa el tipo de angustia y dolor que debían de sentir estas personas cuando el profeta expresa su súplica a Dios de liberar a su pueblo: Aquí no se trata de un secuestro del tipo realizado por los moros, sino el resutlado del pecado que ha enajenado al pueblo de Dios. "Vuélvete, por amor a tus siervos y a las tribus de tu heredad. ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases,derritiendo los montes con tu presencia! Bajaste, y los montes se derritieron con tu presencia..El pueblo se da perfecta cuenta de sus pecados y de su gravedad: "Todos éramos impuros,nuestra justicia era un paño manchado;todos nos marchitábamos como follaje, nuestras culpas nos arrebataban como el viento.

¿Cómo se llega a pedir a Dios la liberación con tanta sinceridad si no es que nos damos perfecta cuenta de nuestra situación. Pongámonos en la situación de una que sufre una adicción, sea al alcohol, a los narcóticos, al juego, al sexo en sus diversas manifestaciónes? Uno se propone que ya no va a dejarse esclavizar por esta adicción, pero al dia siguente, está en las mismas. Recordemos los primeros pasos propuestos por Alcohólicos Anóminos, que comienzan con la convicción de que el adicto es simplente incapaz de superar su situación, que lo único que puede hacer es recurrir a Dios cada día y renovar su propósito de no volver a beber para un sólo día,  haciendo lo mismo mañana. Los Padres de la Iglesia, como, por ejemplo, San Atanasio en el siglo IV estban convencidos de que la situación del hombre sumido en el pecado, y eso incluye todos nosotros, no tiene otro remedio que el hecho de que Dios mismo en la Persona de su Hijo viniera a rescatarnos. 

Si nuestra fe es débil, encontraremos cualquier excusa para pensar que somos buena gente, que otros sí son malos, que hay un montón de pecado en el mundo, pero que "yo no hago daño a nadie". etc. De las cosas más importantes que debemos de aprender de la Biblia, la Palabra de Dios, es que desde el inicio de la historia, el hombre no hace más que pecar, que si no es por el amor y la paciencia de Dios, no tenemos remedio. La Biblia en gran medida es un relato por una parte del amor y al fidelidad de Dios y de la infidelidad y epecado del hombre, y que como el profeta hoy, que acude a Dios porque es nuestro padre, "nosotros la arcilla y tú el alfarero. Somos todos obra de tus manos".

San Pablo, al incio de su Primera Carta a los Corintios, escribe "La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros". Con este saludo hemos dado inico a nuestra celebración de la Eucaristía de hoy. La palabra gracia es una de las favoritas de San Pablo, y en la teología tiene un lugar fundamental. La gracias es el amor gratuito, benecolente de Dios que pese a todo el mal que hace el hombre se le ofrece. Con su gracia Dios nos cambia radicalente, convirtiéndonos de enemigos a amigos, hijos suyos en unión con Jesucrito su Hijo Unigénito. Prosigue el Apóstol: "De hecho, no carecéis de ningún don, vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo". Aquí encontramos el sentido de nuestro Adviento. La misma palabra significa venida o llegada. El Dios que viene se manifiesta, palabra que en griego es epifanía. Podemos estar seguros de la manifestación de Jesucristo Nuestro Señor, pero no basta que se manifieste. Hace falta que nosotros nos abramos para poder reconocerlo. El Adivento es tiempo de esperanza, de confianza porque las promesas de Dios, que se concentran en la persona de Jesús se nos va a manifestar si nos abrimos a Él, si no nos engañamos acerca de nuestra situación. No seamos como un enfermo que no que no quere reconocer que está mal ni acude al médico, o como el adicto, el alcohólico que jamás reconoce que tiene un problema con el trago. 

Antes de concluir, pasemos ahora a lo que dice nuestro Evangelio de este año, el de San Marcos en el pasaje que nos corresponde hoy. "Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. La vigilancia es una actitud eminentente evangélica. ¿Por qué tanta insistencia de Jesús sobre la vigilancia. Aquí Jesús lo repite dos veces. Una de las caracerísticas más consantes del hombre es la gran capacidad que tiene del autoengaño, de dejar e incluso olivdar se lo que es lo más importante de la vida, que es alcanza la salvación eterna, o en otras palabaras, llegar a la felicidad plena y perfecta que Dios nos promete en el cielo, y no acabar en la frustración, la angustia más terrible y horroso que es el infierno. ¿Cómo es que somos tan necios?.

Ahora en estos días de Adviento, tenemos una oportunidad, de alcanzar la cordura que necesitamos y no dedicarnos solamente a gastar, andar a centros comerciales, que son los templos de falso dios consumo, a las fiestas de oficina etc. ¿Nos vaos a hartar de comida y bebida sin recordar a nuestros heranos más necesitados? A mi parecer, entre ellos hemos de contar a los cristianos de Medio Oriente, especialmente de Irak y Siria, que hace un par de años fueron expulsados por los de l Estado Islámico de sus casas y estos salvajes han destrozado no sólo las Iglesias, sino las casas. Ahora les toca volver a sus pueblos después de la derrota de loa yihadista y encontrar una situación desoladora.¿¡Podríamos hacer algo por ellos privándonos de algunos elementos o gastos supéfluos en este tiempo de Adviendo y Navidad?

sábado, 25 de noviembre de 2017

JESUCRITO, REY DEL UNIVERSO

XXUV DOMINGO DE TIEMPO DURANTE EL AÑO, SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO, CICLO A, . 6 DE NOVIMEBRE DE 2017.

La Iglesia, a lo largo de todo el año litúrgico, ha hecho memoria de los grandes misterios del nacimiento, el ministerio, la pasión, muerte, resurrección y Ascensión de Jesús, así como la venida del Espíirtu Santo en Pentecostés, que es la inaguración del tiempo de la Iglesia, en la esperanza del retorno glorioso de Jesucristo, Rey, Buen Pastor, Señor y juez de vivos y muertos. En este domingo dedicado al misterio de Jesucristo como Rey del Universo, se culmina nuestro recorrido a través estos grandes misterios, principalmente el Misterio Pascual por el cual Jesús pasó por el dolor de la Pasión,  su muerte en la cruz y su gloriosa resurrección de manera que la fiesta de hoy tiende a ser una síntesis de todos estos misterios que también nos lanza hacia la vuelta gloriosa del Señor, como Juez de vivios y muertos.

En primer lugar, hagamos un repaso breve de la selección de lecturas bíblicos que nos tocan en este Domingo del ciclo A, que nos ha presentado a lo largo del año el Evangelio según San Mateo. Epezamos con un pasaje del profeta Ezequiel, que profetizó alrededor del año 600 a. C. en Babilonia donde había sido exiliado con el primer grupo de exiliados en el año 593 a.C. Dios le permitió conteplar en visiónes los hechos dolorosos de la destrucción de Jerusalén y el templo por el ejército del Rey de Babilonia, Nabocodonosor en el añoo 586 a.C. Los reyes de Israel eran considerados como pastores del pueblo y tenían que guiarlo según la ley de Dios, y también según lo que Dios iba manifestnado a través de los profetas. Sin embargo no cumplieron esa misión y cayeron en la idolatría incluso introduciendo ídolos en el mismo tiemplo, debido a que no confiaban en el poder de Dios como Señor. Ahora, a través de Ezequiel, Dios promete ser el mismo el pastor de su pueblo. Dios promete reunir a sus ovejas dispersas e irá en busca de las ovejas perdidas para reunirlas en su rebaño. A diferencia del pastor humano que se dedica al pastoreo de las ovejas como medio para poder tener el modo de ganar dinero de la venta de la lana y de la carne, Dios no tiene ninguna necesidad de nosotros, ni estaba obligado a crearnos. Su preocupación por nosotros y por nuestro bien, por el universo entero se debe a su pura bondad y generosidad. Incluso estando dispersas las ovejas, las quiere reunir para que alcancen a gozar de la felicidad que les tiene reservada.

El salmo responsorial, 23, es probablemente el salmo más conocido por los fieles católicos, y vuelve al tema del Pastor. Seguramente, Jesús tuvo en ente estos dos textos cuando se declaró el Bueno Pastor tal y como se recoge en el c. 10 del Evangelio de San Juan. "El Señor es mi Pastor, nada me falta". Recordemos, que mientras en el Antiguo Testaento, el título "Señor" se refería tan sólo al Yahvé, que es el nombre de Dios revelado por él mismo a Moisés en el encuentro de la zarza ardiente. Sin embargo, en el Evangelio se refiere a Jesús como Hijo eterno del Padre, Dios de Dios, luz de Luz como confesamos en el Credo. Así se cumple la promesa que hemos encontrado en la profecía de Ezequiel.

Pasemos, ahora a San Pablo y hoy nos encontraos con parte  uno de los textos más importantes de todo lo que nos entrega el Apóstol, pues se refiere al misterio central de nuestra fe, la resurrección. La fe en Jesús muerto y resucitado y ahora sentado a la derecha de su Padre, es la piedra angular de toda la fe cristiana, como afirma San Pablo con gran contundencia: "Si Jesucristo no ha resucitado, nuestra fe es vana" y seríamos las criaturas más miserables, pues habríamos puesto nuestra esperanza en algo que no se dio en el caso de Jesús ni se dar en nuestro caso. Pero el hecho es que Jesús resucitó y el Apóstol nos entrega una lista de los que lo vieron resucitado empezando con San Pedro, luego los 11 apóstoles entre los cuales hace mención especial de Santiago, y hasta a un grupo de 500 y luego al miso Pablo en el camino a Damasco. La resurreción de Jesús es el primer paso que lleva a Jesús a sentarse a la derecha de su Padre, como Juez de vivos  y muertos. En toda su predicación, Jesús proclamó el Reino de Dios y en su  resurreción  y ascención al cielo lo inauguró El mismo "como primicia", o como primer fruto, después del cual todos nosotros estamos llamados a sumarnos a su Reino, en el cielo pero ya pertenecemos a él en este mundo a partir de nuestro bautismo. Se trata también de la victoria definitiva sobre el Reino de Satanás que ya se ha realizado en la cruz y la resurrección, pero todavía falta que se manifieste plenamente en nostros. Él entregará el Reino a Dios Padre, después de haber reducido a la nada todo Principado y Potestad. Antes de la manifestación plena y total del Reino, Jesucristo tendrá que someter todo poder bajo sus pies y el último enemigo a ser sometido será la muerte. Por lo tanto, el Apóstol concibe como una batalla, ganada ya por Jesucristo como Cabeza y Rey, pero en el caso de nostros la lucha prosigue hasta que el reine plenamente en cada uno.

El pasaje que nos corresponde hoy del Evangelio de San Mateo es ciertamente uno de los más conocidos, pues se trata de Jesucritos como Rey, ejercitando su misión de juez de vivos y muertos, es decir del juicio final. Si en nuestra vida terrena Jesucristo ha reinado dentro de nosotros y en la sociedad, entonces habremos actuado de acuerdo a lo que él ha enseñado, y como dice San Juan "habiendo amado a los suyos cuando estaba en el mundo, los amó hasta el extremo" (Jn 13,1). A los mártires les ha tocado imitar el amor de Jesús hasta este extremo, pero a los demás se nos invita a reproducir su actitud de identificación con los "más pequeños de estos mis hermanos" en actos concretos de ayuda a los más necesitados en circunstancias como cuando estaban con hambre, sed, cuando eran forasteros y necesitaban de asistencia, cuando estaban enfermos y en la cárcel", pues según señala Jesús cuando lo hacemos a ellos, lo hacemos a El, dado que se identifica con ellos y lo hizo en la cruz y en toda su vida. En una ocasión Jesús dijo que "el Reino de Dios está dentro de vosotros". Si de verdad está dentro de nosotros, en nuestro corazón, si guía nuestra conciencia nos llevará actuar con los más "pequeños". Estas constituyen unas demandas realmente exigentes   para cada uno de nosotros. Tenemos la tendencia de pensar como Caín "¿acaso soy guardián de mi hermano? " Pues sí lo somos, si somos serios en nuestro seguimiento de Jesús como Camino, Verdad y Vida.

Al terminar, quiere recoger las palabras que encotramos en el Prefacio de nuestra misa de hoy que expresa con gran elocuencia y certeza lo que significa para nosotros que Jesucristo es el Rey del Universo:

Porque consagraste Sacerdote eterno
y Rey del universo
a tu único Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
ungiéndolo con óleo de alegría,
para que ofreciéndose a si mismo
como víctima perfecta y pacificadora
en el altar de la cruz,
consumara el misterio de la redención humana,
y sometiendo a su poder la creación entera,
entregara a tu majestad infinita
un reino eterno y universal:
el reino de la verdad y de la vida,
el reino de la santidad y la gracia,
el reino de la justicia,
el amor y la paz.

¿Cómo podemos entrar a formar parte del Reino de Jesucristo?  En primer lugar, luchando para que Él reine en nuestro corazón, pero esto no basta. También dijo a los apóstoles al enviarlos a predicar hasta los confines de la tierra: "Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra". Es lo mismo que decir que el reinado de Cristo es universal, entonces no basta que sea una realidad interna en el fuero de la conciencia, sino que tiene que manifestarse en todos los ámbitos de la vida, en la familia, en la sociedad, también en el mundo social y político. Toda la actividad humana tanto personal como social se tiene que regir en primer lugar según la ley natural que es el orden que Dios ha inscrito en toda la creación y en nuestra razón en cuanto a la moral o la accción humana, y también según la ley de Jesucristo que es la Ley y el Reino  de la "verdad, y de la vida, el reino de la santidad y la gracia, de la justicia, del amor y la paz. No podemos aceptar la idea nefasta según la cual la religión es un asunto privada que no ha de salir de la sacristía. Es verdad que nuestro mundo actual en buena medida está lejos de estar bajo el dominio, el poder y la autoridad de Jesucristo, Rey del Universo, pero cada uno está llamado a ponerse a actuar para que en su propio ámbito, sea de la familia, del lugar de trabajo, de la vida social se vaya dando este dominio gracias a nuestras acciones aunque parezca una tarea imposible de cumplir y una meta impsoible. No olvideos que Jesús dijo a los apóstoles en la Última Cena "Sin mi no podéis hacer nada" y también "para Dios no hay nada imposible".  

sábado, 18 de noviembre de 2017

LA PARÁBOLA DE LOS TALENTOS

HOMILÍA XXXIII DOMINGO DE TIEMPO DURANTE EL AÑO, 19 DE NOVIEMBRE DE 2017

La palabra talento ha cabiado radicalmente de significado debido a esta parábola, pero la pregunta es si lo que normalmente llamamos talento corresponde a lo que Jesús quiere que sacamos de su parábola en el evangelio. Hoy en día entendemos por talento una cualidad o facilidad en realizar una actividad como puede ser en la música, el deporte o en los negocios etc. En cambio, en la parabola de Jesús que nos toca examinar hoy talento no significa una cualidad o capacidad innata recibida de Dios, sino dones que el discípulo recibe del Señor y que tiene que guardar y hacer fructificar hasta su vuelta. Vamos a intentar comparar el valor de un talento  con nuestra moneda de hoy. Una mina valía cien denarios y un denario, como sabemos de la parábola de los trabajadores en la viña, era la paga de un jornal de trabajo. Un talento, pues, correspondía a lo que uno cobraría en 20 años, de manera que cinco talentos era un capital ingente, alrededor de cinco millones de euros o cinco millones y medio de dólares.Nada despreciable. Tenenos que valorar lo que Dios nos regala con la vida y todo lo que nos da indirectamente a través de la educación que hemos recibido de nuestros padres, de la escuela, de toda la experiencia que hemos podido acumular a lo largo de nuestra vida.

Conviene señalar que Jesús dice que el señor entregó los talentos "a cada uno según su capacidad". (Mt 5,5) Nos conviene reflexionar sobre el significado de esto de dar, compartir y cómo es un principio fundamental del evangelio. Primero, Dios Padre es el pincipio y fundamento de la divinidad y se la da, la entrega a su Hijo por generación.  Ese mismo compartir de todo lo que es la misma divinidad entre el Padre y el Hijo es lo que produce el Espíritu Santo. Es más, quiere Dios comunicarnos a nosotros una participación en esa vida divina que las tres divinas personas coparten eternamente. El Padre es Padre en relación al Hijo y así el Hijo en relación con el Padre y el Espíirtu Santo en relación con abmas personas. El secreto de la divinidad es darse, entegarse. Dice Jesus  a los apóstoles en la útlima cena: "Todo lo que me ha dado mi Padre os lo he dado a conocer" y "El que me ama, guardará mis mandamientos, y el Padre lo amará y vendremo sa él y haremos morada en él". Hay un dicho filosófico bonum est diffusivu sui, el bien se difunde, se comunica a si mismo. Si este principio demuestra cómo es Dios, que se da a sí mismo, nos hace partícipes de su misma vida divina "según nuestra capacidad", entonces a nosotros nos corresponde como sus criaturas, hechas a imagen y semejanza de él, y elevados por la gracia a ser hijos en el Hijo, hemos de superar la tendencia innata que tenemos de acaparar, de ser egoistas y soberbios, debido a las consecuencias del Pecado Oriiginal  demás pecados que nos afectan.

Todos sabemos que es una ley de los negocios que el que no se arriesga, no arriesga su capital no gana, antes pierde. Obviamente, los negocios requieren un riesgo prudente, no como el que apuesta en un casino.  Es lo que propone Jesús en la parábola. Alaba a los siervos que recibieron cinco y dos talentos porque los invirtieron y trabajaron duro para poder alcanzar una ganancia hasta del 100%. En cambio, el que recibió uno, y no pensemos que se trataba de poco dinero, queriendo prudente, pero en realidad no tanto, hizo un hoyo en la tierra y escondió el talento. Luego al regaresar el señor, lo reprende llamándolo perezoso y holgazán por no haber ganado nada con el talento. Manda que lo aten y lo echen fuera, mientras a los otros dos les asciende a una responsabilidad más alta.

El gran talento que hemos recibido nosotros es la fe. Nos toca acogerla, desarrollarla a través del estudio, del conocimiento de la Palabra de Dios, de lo que la Iglesia enseña, de practicarla y completarla con la esperanza y la caridad. La fe sin obras, nos enseña el Apóstol Santiago en su carta, está muerta y no nos salva. Nos parece normal que una persona salga a caminar en la mañana, otros vayan a un gimnasio o en bicicleta para hacer ejercicio y mejorar su salud. Otros que cuentan con algún capital intentan hacer algún negocio, tal vez comprar un piso para alquilar y sacar alguna renta o invertir en algún fondo de inversiones. Si nos parece normal y prudente este tipo de actividad tendente a aumentar nuestro patrimonio o nuestros ingresos, ¿cómo es que no hacemos lo mismo con el talento más grande que Dios nos ha dado, la fe católica? Así como el dinero muerto, escondido debajo del colchón o en  un hoyo no gana, ni mejora la salud si no hacemos ejercicio, pues tapoco la fe, la esperanza y el amor a Dios y al prójimo aumentan si no hacemos un gran esfuerzo por ejercitarlas. Lo que no se da, o se entrega desaparece. No basta decir que "no hago daño a nadie", que es lo mismo que hizo el que recibió un talento No hizo nada malo, pero el señor lo mandó atar y echar fuera a las tinieblas exteriores, que simbolizan el infierno. San Agustín decía, que "Dios, que nos ha hecho sin colaboración nuestra, no nos salvará sin nuestra colaboración". Es más, nos toca entregar lo que hemos recibido. Jesús dijo a los apóstoles cuando los mandaba a misionar a los pueblos: "Gratis habéis recibido, dad gratis". ¿¿Que hemos hecho nosotros para comunicar la fe a otros? ¿Nos damos cuenta de que éste es el mayor don que les podemos dar?

Propongámonos hacer algo para, en primer lugar aumentar nuestra fe, conocerla mejor y luego comuncicarla a los demás. ¿Hace cuando desde que he leído algún libro que me ha ayudado a conocer mejor a Jesús, a counicar la fe a los niños, sean hijos o nietos, pues todo requiere un esuferzo y no vamos a dar lo que no tenemos. ¿Por qué no hablo con mi párroco para preguntar cómo puedo participar en un grupo misionero que se dedica a propagar la fe? Aunque sea de edad avanzada y no puedo salir mucho de casas, siempre podré hacer algo, en primer lugar ir conociendo más el tesoro de la fe católica, rezar el rosario por la conversión de mis vecinos, de mis familiares. Ofrecer algunos sacrificios por las vocaciones. Si conozco a algún joven que pudiera seguir al Señor en la vocación sacerdotal o religiosa, San Juan Pablo II sugiere que lo invitemos a considerar la posibilidad de tal vocación. No nos quedemos como el de un talento y recordemos lo que le pasó. 

sábado, 11 de noviembre de 2017

ESTAR PREPARADOS PARA LA VUELTA DEL SEÑOR

HOMILÍA DEL DOMINGO XXII, CICLO A, DE NOVIEMBRE DE 20O1.

¿Qué significa ser sabio? Nuesra primera lectura de hoy del Libro de la Sabiduría, el último libro del Antiguo Testamento, nos habla de la sabiduría y cuánto deberíamos apreciarla. Buscarla y encontrarla es algo realmente valioso, pero ¿en que consiste la sabiduría? La sabiduría es el arte de vivir bien, de vivir conscientes de lo que verdaderamente vale en la vida. San Pablo, antes de su encuentro con Jesús resucitado en el camino a Damasco, seguramente pensaba que vivía bien, que cumplía lo que Dios quería de él en la práctica de su fanatismo y sus ganas de meter en la cárcel a los cristianos porque no obraban según sus criterios. Ese encuentro extrarodiaraio con Jesús resucitado en la gloria del cielo lo cambió radicalmente. Como dice a los felipenses, lo que consideraba importante y digno de ser apreciado y buscado con todo su empeño, ahora lo considero basura, deshechos, nada. Se revolucionó su mente, todo su ser. En la segunda lecrtura hemos escuchado un pasaje de su Primera Carta a los Tesalonicenses, que es su primera carta y el primer escrito de todo el Nuevo Testamento, que se remonta más o menos al año 50, es decir, unos 20 años del gran acontecimiento que constituía el centro de toda la vida, de la predicación, aquello por lo  que se sacrificaba cada día y que proclamaba a quien quisiera escuchas este gran noticia. Asegura a los tesaloniscenses que los que han fallecido en medio de ellos no están sin esperanza. Si Jesucristo murió y resucitó, se ha inaugurado una nueva vida, una nueva dimensión de la realidad y todos tenemos una gran esperanza. Es cierto que Pablo utiliza imágenes que se llaman apocalípticas, cuando habla encontrar a  Jesús cuando vuelva en el aire. Es que el impacto del encuentro de Pablo con Jesús rescitado en el camino de Damasco era tan extraordinariamente impactante que a lo largo del resto de su vida, Pablo pensaba que el fin del mundo y la vuelta del Señor sería pronto, en el lapso de su vida. No se dio así, y nosotros casi dos mil años más tarde estamos esperando que se dé. La pregunta es que si realmente estamos convecidos de que se va a cumplir lo que Jesús promete y lo que ya se ha inaugurado en nuestra vida con nuestro bautismo. Si, como dice el Apóstel en su Primera Carta a los Corintios, nuestra esperanza en Cristo se reduce a este mundo, somos las personas más miserables. Ciertamente, no tenemos la verdadera sabiduría de la que nos habla el Libro de la Sabiduría. 

Ya estamos a las puertas del final de nuestro Año Litúrgico y del año del calendario. Ahora la Iglesia nos propone unas reflexiones tomadas de la parte final  del relato de la vida pública de Jesús, que trata precisamente de la urgencia de la vigilancia,  de la realidad de la vuelta del Señor, como también profesamos en el Credo, que Jesucristo volverá para juzgar a vivos y muertos.  Ahora pasemos a nuestro evangelio de hoy que trata de la Parábola de las Diez Vírgenes. Jesús en su parábola se basa en las costumbres de la celebración de una boda en su tiempo. Primero, el novio saldría de su casa e iría a la casa de la familia de la novia y se realizaria una suerte de procesión de vuelta a la casa de la familai del novio, todo de noche. Obviamente, en una época sin luz eléctrica como la nuestra, un pueblo quedaba en la oscuridad y pocos por no decir casi nadie saldría de noche. Las diez vírgenes serían acompañantes del novio. Por alguna razón, el novio demoró más de los esperado, y la parábola dice que las doncellas se durmieron. En un momento, tal vez el menos esperado, se escuchó una fuerte voz que decía "Viene el novio". Las vírgenes sensatas tenían aceite de más para sus lámparas y las otras, las necias no. Éstas pidieron que las otras se lo compartieran pero no accedieron a la petición. Mientras las necias se fueron a comprar el aceite, ingres´´o el novio en la casa y quedó cerrada la puerta. Ya no se permite entrar a nadie. 

¿Cuál es el simbolismo del aceite?  Significa toda la preparación necesaria para estar listos para poder llegar a comparitr la vida nueva y eterna con el Señor en el paraíso. Si el Señor desde dentro dice a las necias "no os conozco", pues en primer lugar nosotros necesitamos una gran familiariad con él, a través de la oración, la práctica de los Sacramentos como son la Misa y le Confesión, también obviamente, se necesitan las buenas obras, o la obras físicas y espirituales de misericordia. Tal vez nos parece que las doncellas sensatas al no dar de su aceite a las otras son egoistas y poco generosas. Dado que lo que simboliza el aceite es la relación personal e íntimo con el Señor, las buenas obras, la misericordia el perdón etc. está claro que si a lo largo de nuestra vida no las hemos adquirido, nadie nos puede pasar parte de lo que él tiene a nosotros. No podemos esperar que otros vayan a merecer nuestra salvación, cuando nosotros hemos sido negligentes y hemos caído en el pecado de la presunción que es "la expectación necia de alcanzar la salvación sin practicar los medios necesarios para ello". 

Así como en la vida social se considera insensata una persona que no cuida su aspecto, su salud, que no busca un trabajo para poder proveer las necesidades de la vida, también es necio quien va por la vida sin pensar en lo que verdaderamente cuenta, lo que debería de ser nuestra primera prioridad, es decir, hacer acopio de buenas obras, de cultivar una relación de amistad con Jesús Nuestro  Señor a través de la oración, de un esfuerzo por conocer mejor nuestra fe leyendo algún que otro libro, intentando conocer la Palabra de Dios en la Santa Biblia. Dedico algún tiempo cada día a estas cosas? Nadie ama lo que no conoce. Hoy en día casi todo el mundo tiene la excusa de no tener tiempo. ¿No será que dedicamos nuestro tiempo a muchas cosas que no son tan importantes y nos olivdamos de lo que es verdaderamente importante? A veces he paseado por el barrio en la tarde y he observado que casi no hay casa en la que no está encendida un televisor. Supongo que al menos una persona lo está viendo. ¿Por qué, pues nos olvidamos de los más importante y llenamos nuestra vida con actividades, no malas o inútiles perso sí secundarias?  Jesús tiene este dicho sabio que no debemos olvidar<. ¿Qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde su vida? Pidamosle la gracia de la verdadera sabiduría para que no nos encuentre sesprovenidos de aceite, de buenas obras cuando llegue y nos llame.

sábado, 4 de noviembre de 2017

LOS DEFECTOS DEL HOMBRE RELIGIOSO

HOMILÍA, XXXI DOMINGO DE TIEMPO ODINARIO, 5 DE NOVIEMBRE DE 2017.

Hoy nos ha tocado escuchar un pasaje del profeta Malaquías que correspondería a un profeta probablemente anónimo que habría precidado al rededor del año 450 a. C. Se trata del perídodo después de la vuelta del exilio que se dio a partir del años 538 y después de la reanudación del culto en el templo reconstruido. En primer lugar, el profeta recuerda quién es Dios, su grandeza: "Yo soy un rey grande, dice el Señor de los ejércitos, y mi nombre es terrible entre las naciones. Uno de los grandes vicios del hombre religioso es precisamente olvidarse de quién es realmente Dios, que es grande, como profesamos en el Credo "todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible". Estamos llamados a rendirle un verdadero culto de adoración, de alabanza, de acción de gracias, pero no con meras acciones exteriores, sino como dice Jesús "en espíritu y en verdad", Un gran  vicio del hombre religioso, también del sacerdote y del religioso es el cumplimiento externo de los ritos sin meter en ello todo su corazón. Una de las principales misiones de Jesús como Mesías era precisamente la de renovar el culto. Los profetas no se cansaban de quejarse de la rutina en el culto, la falsa confianza que se ponía en el mero cumplimiento externo, sin tener el corazón metido en él. Podremos llegar a la celebración de la Eucaristía con el deseo de cumplir un mandamiento y estar preocupado para que se termine rápidamente. Dios se ha empeñado a fondo con nosotros, hasta el exrtemo de enviar as su Hijo a compartir nuestra vida, nuestros dolores, angustia, y alegrías, pero ese amor extremo de Dios no nos mueve, más bien nos parece algo normal y ordinario.

El profeta despotrica conta los sacerdotes del tempo de su tiempo. Dice que habían roto la alianza de Leví, que era la tribu de Aarón, hermano de Moisés y  el primero de los sacerdotes. Hoy en día sabemos que un cierto porcentaje de sacerdotes ha traicionado su misión dando así el gran escándalo de la pederastia que tanto ha sacudido la Iglesia en estas últimas décadas. El Libro de Ezequiel contiene palabras tremendas en contra de los falsos pastores que se aprovechan de las ovejas para su satisfacer sus propias tendencias. Ha habido obispos que en vez de actuar adecuadamente y defender a las personas más vulnerables, no han actuado con fuerza y valentía para arreglar este grave problema. A veces, no existen verdaderas comunidades cristianas y el sacerdote se siente solo y no encuentra respuesta de parte de los fieles a las iniciativas que intenta promover. Hay personas que se dedican a criticar todo y a todos y así se desaniman los demás y gracias a la murmuración se destruyen las comunidades cristianas. Ojalá aprendiéramos todos, sacerdotes y laicos, que en vez de criticar y quejarnos, lo que corresponde es que cada uno ponga manos a la obra a corregir sus defectos, a practicar la virtud, pues nosotros somos los únicos que podemos superarnos y contribuir a construir el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia con nuestra engrega y generosidad, pues la gracia de Dios nunca falta.

San Pablo, en su primera carta a los Tesalonicenses, nos invita seguir su ejemplo de entrega amoroso, pues hubiera querido entregar hasta su propia vida a favor de ellos. Trabajaba día y noche para no ser un peso para nadie. Agradece a Dios la apertura de corazón y la generosidad de los tesilonecenses al acoger la Palabra de Dios que les había comunicado. Ellos habían acogido la Palabra no como palabra de hombre, sino como de verdad es, Palabra de Dios. Esta palabra que proviene de Dios no nos ha de dejar indiferentes ni hemos de acostumbrarnos a escucharla, pues ha de interpelar nuestra conciencia y remover nuestra vida.

Jesús, al dirigirse a los discípulos y a la gente, no quiere que actúen como los fariseos, que enseñan lo que Dios ha comunicado pero no lo practican. "Ellos se han sentado en la cátedra de Moisés". Ciertamente, Jesús rechaza siempre de la manera más tajante la hipocresía. Aquí va otro vicio del hombre religioso. De nada sirve predicar la Palabra de Dios cuando los oyentes se dan cuenta de que el predicador no hace un gran esfuerzo por practicar lo que predica. Esto se aplica a todos, a nosotros los sacerdotes, a los padres que a veces quieren corregir a los hijos cuando éstos ven que ellos caen en los mismos vicios que quieren corregir en los hijos. El problema de fondo de los fariseos, y ciertamente tabién de nosotros mismos, es la soberbia, el de considerarnos mejores que otros, por eso nos sentimos autorizados a criticarlos. Cuando sentimos la tentación de criticar a otros, deberíamos de ir formando el hábito de recordar en ese momento el hecho de que nosotros tenemos muchos defectos y vicios y no nos gusta que otros nos critiquen por ellos. En este pasaje, como en tantos otros, Jesús insiste en la necesidad de la humildad que es la tierra fértil enla que se puede cultivar todas las demás virtudes.

Que la Palabra de Dios que la Iglesia nos presenta hoy sea una ocasión para todos, sacerdotes y fieles, a examinarnos y procurar evitar estos vicios que se dan en las personas religiosas, la rutina o el cumplimiento externo de los deberes sin poner el corazón en el intento. La hipocresía o fareseismo que nos lleva a no practicar lo que predicamos, recordando que lo que de verdad impresiona a los demás es el ejemplo, la entega, la generosidad. Y en tercer lugar, que nos propongamos a poner el práctica la virtude de la humildad, y no meraente hablar de ella. .

sábado, 28 de octubre de 2017

EL PRIMER MANDAMIENTO

HOMILÍA XXX DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO, 29 DE OCTUBRE DE 2017.

Los fariseos eran muy escrupulosos acerca del cumplimiento de la ley. Existían 613 leyes en el Antiguo Testamento, pero no sólo se empeñaban a cumplirlas a rajatabla, sino habían creado miles de normas o lo que llamaban "tradiciones de los antiguos", vistas como un cerco para proteger la ley. No es de extrañar, pues, que les interesara la cuestión de cuál sería la ley más importante. En este caso como en otros, lo que pretenden es presentarle a Jesús una pregunta capciosa con la intención de lograr que quedara mal ante la gente. Hay que decir también que no todos ellos eran malos. Un buen número de ellos eran sinceros y buscaban agradar a Dios a través del cumplimineto estricto de su ley.

Recordemos, en primer lugar, lo que es un mandamiento y por qué Dios nos ha entregado mandamientos. Dios no sólo creó al hombre a su imagen y semejanza, que quiere decir que lo dotó de intelgiencia y voluntad que ejerce a través de la razon, sino que quiso dejarnos con el modo de saber cómo hemos de comportarnos para alcanzar cumplir el proyecto de Dios para el hombe que consiste en su eterna felicidad en comunión con Dios en el cielo. La misma razón reflexionando puede descubrir bastantes aspectos de la vida moral, que se denomina la ley natural. No necesitamos  la revelación para descubrir que debemos de respetar al otro, a los padres, practicar la justicia y la equidad, que no debemos matar a otro ser humano etc. ¿Entonces, ¿por qué Dios entregó 613 leyes en el Antiguo Testamento? Santo Tomás de Aquino, nos explica que solo pocos y después
es de  muchos errores podrían descubrir por la razón lo que Dios pide y lo que nos conviene para alcanzar cumplir el proyecto de Dios. Por ello, fue moralente necesario que revelara su ley para guiarnos de manera más eficaz a alcanzar el fin de nuestra existencia. Un mandamiento es alguna orden obligatoria y no opcional. Hoy en día, hay algunos que toman los mandamientos de la ley de Dios como si de meros consejos se tratara. Dicen que hay que discernir si tenemos que cumplir el mandamiento o no. Ciertamente, hay que saber si tal o cual mandamiento nos obliga en cada caso, pero no podemos decidir nosotros si vamos a cumplir un mandamiento de la ley de Dios que sí tiene aplicación en nuestro caso.

Una vez que reconocemos quién es Dios y qué es lo que nos ha dado, la misma vida, la fe, su Divina Providencia, su perdón y tantas cosas que si no nos sostuviera en la vida no podríamos seguir viviendo. El primer mandamiento con el que Jesús sintentiza todos los demás nos manda amar a Dios. Ahora bien, no podemos amar lo que no conocemos. Por lo tanto, tenemos que empeñarnos en conocer a Dios. ¿Cómo se revela Dios? A través de su creación y la revelación histórica que ha realizado de sí mismo, a partir sobre todo de Abrahán, pasando por Moisés y todos los profetas, y culminando en la venida de Jesucristo, su propio Hijo. Así como nadie da lo que no tiene, nadie ama lo que no conoce. Es a través de Jesucristo Nuestro Señor y concretamente de su Evangelio que podemos conocer a Dios conociendo a Jesús.

Vamos conociendo a Jesús y por ende a Dios a través del conocimiento y la reflexión sobre el Evangelio. Jesús resume todo el contenido del Evangelio en el mandamiento de amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como nosotros mismos.   Si tenemos fe en Dios y nos damos cuenta de todo lo que nos ha dado y no da cada día,sobre todo la fe y la gracia con las que nos regala una nueva vida, cosa que sucedió el el bautismo, no nos resulta muy difícil comprender la importancia de amar a Dios, de alabarlo, adorarlo y  cumplir su voluntad sobre nostros. Por eso, dice Jesús "el que me ama guardará mis mandamaientos, y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos  morada en él".

En cuanto a la segunda parte del mandamiento, de amar al prójimo como a nosotros mismos, con no poca frecuencia nos cuesta y hasta nos puede parecer imposible de cumplir. Es cierto que hay personas que son complicadas, difíciles de trato, que nos fastidian, que simplemente nos caen mal y no queremos tener que ver con ellss. En este caso, hemos de recordar que pese a todos nuestros defectos, Dios nos ama a todos y a cada uno, como dice Jesús, hace caer la lluvia sobre malos y buenos. Si Dios los ama, entonces nosotros deberíamos de hacer un gran esfuerzo por amar y hacer el bien a tales personas pesadas o complicadas. San Francisco de Sales decía que una gota de miel atrae más que un barril de vinagre. Igual, si nosotros los tratamos bien, con bondad y amabilidad, ¿quién sabe si no van a cambiar su actitud y empezar a ser menos pesados? También dice Jesás: ¿Si amáis a los que os aman, qué mérito tenéis? " Hasta los paganos y los publicanos aman a los que los aman. El que es cristiano y ha sido incorporado a Jesucristo y ha recibido la nueva vida de la gracia no puede contentarse con comportarse de manera razonable desde el punto de vista humana. Ha de hacer más. Además, la medida del amor al prójimo es muy grande, pues se trata de amarlo como nos amamos a nosotros mismos. La persona normal, toma muchas medidas para cuidarse a sí mismo, la salud, la higiene. Quiere formar su carácter y ser mejor persona. Quiere gozar de las cosas buenas que Dios nos ofrece y permite. Lo mismo debemos hacer nostoros respecto al prójimo.

Examinemos nuestra conciencia para descubir si de verdad amamos a Dios sobre todas las cosas, con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y todas nuestras fuerzas. Si nunca a lo largo del día ni pensamos en él, ni elevamos nuestra mente y nuestro corazón a Él, si no nos preocupamos por cumplir sus mandamientos, entonces, si somos sinceros, hemos de reconocer que no amamos de verdad a Dios. Si esto es así, entonces amamos otra cosa que convertimos en nuestro falso dios. Éste es el pecado de la idolatría que en la Biblia es EL PECADO  por antonomasia.

sábado, 21 de octubre de 2017

DAD AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR Y A DIOS LO QUE ES DE DIOS

HOMILÍA DOMINGO XXIX DE TIEMPO ORDINARIO, CICLO A, 23 DE OCTUBRE DE 2017.

Este pasaje del Evangelio de San Mateo, como varios más forma parte de las polémicas de Jesús con los fariseos, escribas o expertos den la ley, En esta ocasión hay también adeptos de Herodes, que los había entre los ljudíos. Plantean una pregunta tampa a Jesús. Se trata de un dilema. Si dice que no se pague los impuestos a los romanos, se le podría acusar de revoltoso y revoluiconario. Si dice que  se paguen, entonces  se le podría llamar filoromano, y poco solidaiio con su pueblo que estaba bajo el dominio de lso romanos. 

También hay que notar que los que se oponen a Jesús aun siendo personas religiosas y conocedores de la la revelación divina contenido en el Antiguo Testamento, no tienen escúpulos en su esfuerzo de destruir a Jesús a través de la preguna capsiosa. Una cosa es el debate teólógico, pues pueden caber varias opiniones acerca de un punto en discusión pero existe el peligro del ataque personal, el de poner en duda la sinceridad del que se opone a la posición propia llegando a demonizarlo y a destruir su reputación. Los mediaevales hablaban de lo que llamaban odium theologicum que superar  en vehemenica otos tipos de odio. Con no poca frecuncia, cuando se dan desacuerdos entre grupos de católicos algunos se dedican a descalficar a los otros. Esto suele ser señal de que no tienen agrumentos   váildos con los que pueden legítimamente defender su tesis.

Jesús va más alla de la pregunta concreta que le hacen. Entiende que Diios ha dado a los hombres una cierta autonomía para gobenarse según ciertos principios de justicia que puede descubrir. Existía una autonomía de los asuntos humanos sociales y no se tiene que esperar que existe una revelación divina gracias a la cual deberíamos de deducir todas las normas de convivencia social y política. Dios ha creado al hombre a su imagen y semeanza, y parte de esta imagen es precisamente trata de cómo se ha de gobernar según una serie de leyes. No obstante, tal poder de gobernar y formular leyes no está sin sus límites. 

Según nuestra primera lectura del Libro de Isaías, aparece la figura del Rey Ciro de Persia, y se le denomina ungido o mesías, que también el poder soberano de Dio sosbre todos los aspctos de nuestro mndo y de nosotros mismos así como la sociedad. Si bien es cierto que existe una legítima autonomía de los asuntos temporales, también hay que afirmar a otro nivel la soberanían de Dios y la universalidad del reinado de Jesucristo, como él mismo afirma al enviar a los discípulos a evangelizar y bautizar: "Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra" (Mt 28,16-20). 

Por una parte, podemos admirar la habilidiad de Jesús y su inteligencia al salir al paso de una situación complicada y por otra, aprender la  lección de evitar caer en la trampa de demonizar a los que no están de acuerdo con nosotros.

 

sábado, 14 de octubre de 2017

LA PARÁBOLA DEL BANQUETE DE BODAS

HOMILÍA, XXVIII DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO, CICLO A, 15 DE OCTUBRE DE 2017.

Esta parábola de Jesús del rey que organiza la boda de su hijo y con tiempo manda invitaciones a los que deseaba estuvieran presentes en una ocasión tan importante para él y para todo el reino como es la boda del hijo del rey. Resulta que los inivtados lo desairan y presentan unas excusas y no quieren par ticipar en la fiesta de bodas. Obviamente, el rey se enoja con ellos, y según la parábola, el rey manda su ejército a matar a esa gente y a quemar su ciudad. Esta es una de las partes de la parábola que choca con la sensibilidad de muchas personas hoy en día. Obviamente, Jesús quiere que sus oyentes entiendan que el rey representa a Dios. Muchos no entienden cómo Dios pudiera actuar de esta manera. Hay que señalar dos puntos para comprender esto. Primero, la parábola no es una alegoría y por lo tanto, todos los detalles que contiene no se aplican a la lección que se quiere enseñar. En segundo lugar, Jesús utiliza aquí  en otras partes del Evangelio la figura retórica del hpiérbola, o exageración para lograr sacudir nuestras conciencias y que tomemos en serio la lección que la parábola contiene. Pasa lo mismo cuando dice que es más fáicl que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de los Cielos. Además, Jesús logra comunicarse con sus oyentes con la ayuda de lenguaje sencillo e impactante, no teorías filósoficas abstrusas. Otro punto que llama la atención es el del señor que no tiene puesto el traje de bodas. Pareciera injusto a nuestra mentalidad echarlo fuera a las tinieblas por una falta tan pequeña.El traje de bodas simboliza la necesidad de conformar nuestro comportamiento a lo que Dios manda en sus mandamientos y para poder entrar en el cielo, hemos de arrepentirnos, que significa cambiar de mentalidad y de actitud y comportarnos según los criterios de Dios que Jesús nos entrega.

El tema del banquete y más concretamente un banquete de bodas como imagen  del cielo es recurrente en la Biblia. En todas las culturas e incluso hoy en día todavía, la celebración de una boda es una ocasión de gran  alegría y festejo. Hay un dicho árabe que reza: "Hay una boda en el cielo, y las mujeres colocan escaleras para subir". Así en nuestra primera lectura de hoy del Profeta Isaías tenemos un banquete con manjares succulentos y vinos exquisitos que se da en el Monte Sión, que es parte de Jerusalén. Es más, Dios promete elimnar la muerte secará las lágrimas de nuestros ojos. Estas son imágnes que nos ayudan a comprender lo que significa la vida eterna, pues, "ojo no ha visto, ni oído escuchado las cosas que Dios ha preparado para aquellos que lo aman". No debemos de pasar por alto tales promesas de Dios sino más bien alimentar nuestra esperanza de una vida nueva y superior, que en realidad ha sido inaugurado en la resurrección de Jesús de entre los muertos, y en nuestro caso, empezamos a participar de manera todavía muy incompleta de este banquete. Nuestra participación en la Santa Eucaristía es un adelanto, un primer platillo de aquel banquete. En ella, el cielo y la tierra se unen de manera más estrecha que en otros momentos de nuestra vida. También la comunión fraterna, el amor mutua, la celebración de las grandes fiestas como la Navidad y la Pascua constituyen unos momentos claves en los que también el cielo y la tierra se unen. Cuando realmente experimentamos el amor mutuo, la caridad fraterna, momentos fuertes de la gracia de Dios, cuando experimentamos fuertemente la belleza de la creación, del arte, buenas obras y sacrificios que  otros hacen a favor nuestro y nosotros hacemos a favor de ellos, en todas estas ocasiones y otras llega un poquito del cielo a nuestra vida y nos llena de alegría, que nos ayuda a vislumbrar la alegría sin fin a la que estamos llamados en la vida verdadera y eterna.

Ante todo, esta parábola nos ha de ayudar a comprender la grandeza de nuestra vocación como seguidores de Jesús, y la superficialidad con la que dejamos a un lado todo lo que Dios nos ofrece para preferir unas actividades secundarias. En la parábola, las excusas son ridículas. ¿Quién se iría a probar el campo que ha comprado cuando se le presenta una invitación del Rey a participar en el baquente de bodas de su hijo?   Una persona normal se sentitiría realmente feliz y procuraría ir bien vestido como corresponde a una ocasión tan transcendente. Otro dice que se acaba de casar, cómo si no fuera a convivir con su esposa muchos años, etc. En nuestro caso, tantos que se dicen católicos no practicantes, como se tal opción fuera una válida, o dicen que son "católicos a su manera", pasan de la misa dominical, porque dicen que no tienen tiempo. Esta es la excusa más ridículo y tonto que podemos inventar. "El trabajo se dilata para llenar el tiempo disponible". Muchos me dicen, "yo tengo que trabajar en el campo y no puedo venir".  Tienen tiempo para ver la telebasura que se emite en la televión, Las excusas que se ponen hoy en dia son igual de ridículas como las que incluye Jesús en la parábola. La verdadera razón es que tienen una fe muy débil y casi mortecina. No se atreven a pensar en lo más importante en la vida, que es descubrir que´sentido tiene esta vida, por qué tenemos que sufir y morir. Decimos que creemos en Dios, pero como dice Santiago en su carta, nuestra fe sin obras está muerta. Decía San Agustín: "Nos has hecho para tí y nuestro corazón está inquieto mientras no descansa en tí". Intentamos llenar el vacío que sentimos en el interior con acumular cosas, distracciónes, diversiones para que nuestra mente no llegue a ocuparse de los pensamientos más importantes. El hombre no puede encontrar la verdadera felicidad o paz en este mundo. Es un don de Dios que nos regala parcialmente y en momentos en este mundo y plenamente en el futuro.            
No echemso en saco roto la invitación que Dios nos hace de particpar en su vida de amor, de alegría sin fin y no nos contentemos con las migajas de felicidad que podemos alcanzar efímeramente en este mundo.

sábado, 7 de octubre de 2017

LA VIÑA

HOMILÍA DEL DOMINGO XVII DE TIEMPO ORDINARIO, 8 DE OCTUBRE DE 2017.

Sin duda, la imagen de la viña es una de las más caracterísitcas de la Biblia capaz de expresar el amor increíble de Dios para su pueblo y para cada uno de sus fieles. El tema de la viña aparece también en Oseas, Jeremías y Ezequiel, y como sabemos lo retoma Jesús en nuestro pasaje evangélico de hoy.  El c. 5 del  libro de Isaías, que hemos escuchado en la primera lectura de hoy, es una pequeña obra maestra, que con la ayuda de varios detalles, expresa el amor incondicional y la solicitud amorosa de Dios hacia su pueblo, y también el hecho de que  existe también el castigo justo. El v. 1 habla de una canción de amor de Dios por su viña. Hay que decir que probablemente el cultivo de la vid es es el que más cuidado requiere para que se den buenas uvas y luego buen vino. El texto de Isaías nos entrega una serie de detalles acerca de la labor que hay que realizar para que se pueda dar buenos frutos: que esté en una loma fértil, donde obviamente se da el sol. Se tiene que cavar y eliminar las piedras. Luego dice que platnó "una cepa exquisita", edificó una torre, y cavó un lagar. Con gran dolor, el profeta expresa la infidelidad del pueblo con la imgan de la falta de fruto de la viña: "Y esperó que diese uvas, pero dio agraces". Dios prosigue: "¿Qué  más se puede hacer ya a mi viña que no se lo haya hecho yo? ¿Que hace Dios con su viña? La respuesta es tremenda y veremos que es la misma que da Jesús en nuestro pasaje evangélico de hoy: Quiitará su cerco, permitirá que sean pisoteada, se llenará de zarzas y espinos y no le dará lluvia. Eso es precisamente lo que hizo cuando llegó el Rey de Babilonia que destruyó la Ciudad Santa de Jerusalén y su templo que se había convertido en lugar donde introducían imágenes de los dioses falsos de los pueblos poderesosos de alededor.

La Liturgia de la Palabra es una llamada, una interpelación para nosotros. Aquí Dios manifesta el amor extraordinario y sin límites  que ha tenido para su pueblo infiel. Si leeemos atentamente la Biblia descubriremos que una gradrísima parte de ella expresa por un lado el amor constante de Dios y la infidelidad, la triación del pueblo. No pensemos que somos mejores que aquellos israelitas de tiepos del Profeta Isaías.

Si bien es cierto que  Dios es misericordioso, pero la misericordia no puede manifestarse sin nuestro arrepentimiento. Cuando Jesús se puso a predicar, su primer menseje, según el Evangelio de San Marcos, el primero de los cuatro, es: "Arrepentíos y creed en el Evangelio", o la buena noticia del Reino, de la soberanía de Dios. Otro tema recurrente en la práctica totalidad de los profetas es el del resto fiel. Pese a todo, Dios es fiel a sus promesas y queda un resto de fieles que serán la semilla de donde nace Jesús y conservarán lo mejor de todo lo que  Dios ha sembrado a lo largo de los siglos en su pueblo Israel, a pesar de tanta infidelidad. Pasa lo mismo con la Iglesia.

Pasemos ahora a nuestro Evangelio de hoy. Llegamos a la parte final del relato de la vida pública de Jesús y probablemente esta pasaje se coloca en los últimos días de su predicación en Jerusalén.  Se dirige a los sacerdotes y a los ancianos de Israel. En este caso, se trata de los mimsos cuidadnos de la viña que hemos constatado en el pasaje de Isaías. Obvimente, los oyentes de Jesús recordarían el pasaje del profeta, pues hay mucho paralelismo entre ambos. En este paso, el dueño de la viña la alquila a unos labradores. Ellos rehúsan pagar el arriendo. Mandó a sus siervos a cobrar, pero esos viñadores malvados los atacan, los apalean y apedrean a uno.  Curiosamente, el dueño manda a otros siervos, ma´s numerosos que los anteriores y los tratan de la misma manera, pero hacen lo mismo, y luego manda a su hijo y lo sacan fuera de la viña y lo mataron.

Los oyentes fácilmente podían darse cuenta de que la parábola se refería a los profetas rechazados por el pueblo. Como en el caso de la parábola de la oveja perdida, o la moneda perdida de la señora, hay una paciencia de Dios que no se da entre nosotros. ¿Qué pastor dejaría 99 ovejsa en el desierto para buscar una? ¿Qué propietario de una viña ante unos inquilinos que no y son tan malvados que maltratan a sus servidores, va a enviar más e incluso a su hijo para lo que maten a más de ellos e incluso el hijo? Eso no lo hace nadie en el mundo. Ninguna persona tiene tanta paciencia.

Al final, el dueño de la viña aplica la justicia y echa a los inquilinos y entrega su viña a otros, que darán su fruto en el momento oportuno.   Luego Jesús cita la Escritura, el salmo 117, que afirma que "la piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular".   El mismo Jesús es la piedra angular de su Iglesia y el que no esté en comunión con El no podrá formar parte de este edificio.

Tanto la lectura del Profeta Isaías como nuestro pasaje del Evangelio de San Mateo nos dejan una importante lección. En primer lugar, está el amon infinito de Dios que se nos manifiesta en un sin find de detalles, pero si nosotros no acogemos al Señor, si somos necesio y nos olvidamos de Deios, de Jesús, si establecemos a un dios falso al que rendimos culto en nuestra vida,  eso tendrá consecuencias muy graves para nosotros. Dios Nuestro Señor no es un bonachón que acoge a todos en el cielo, sino respeta nuestra opciones libres que tiienen sus consecuencias graves. No nos sirve pensar que el infierno no existe, pues Jesús lo afirmó al menos 14 vecees en el Evangelio. Tampoco sirve lo que muchos piensan, que sí existe el infierno pero que no va nadie allí. No nos creemos que eso lo piensan solamente personas  ignorantes o de poca educación. Lo piensan hasta famosos teológos, pero para poder concluir esto, tienen que filtrar muchos de los dichos más importantes de Jesús. ¿A quién vamos a creer, a Jesucristo Nuestro Señor, o a un teólogo que por más brillante que sea, se equivoca?.  
   

 

sábado, 30 de septiembre de 2017

SAN PABLO NOS ENTREGA UNA SÍNTESIS DE TODO EL MISTERIO DE JESUCRISTO

Homilía del XVI Domingo de Tiempo Ordinario, Ciclo A, 1 de octubre de 2017.

Este domingo, nos toca leer un pasaje de la Carta de San Pablo a los cristianos de Filipo, una ciudad en Grecia. Se piensa que la habría escrito alrededor del año 60, unos 30 años después de la muerte y resurrección de Jesús. Es una de las cartas llamadas "del cautiverio", que juntamente con las dirigidas a los de Colosa, de Éfeso y a Filemón, fueron escirtas desde la cárcel, aunque no sabemos a ciencia cierta desde qué ciudad, si era Roma u otra ciudad. Estamos en el c. 2 de la carta, y la liturgia nos de la opción de leer una versión corta u otra más larga. La más larga nos de el contexto que nos ayuda este texto tan extraoridnariamente importante del Apóstol, en el que nos entrega una verdadera síntesis de toda la doctrina sobre Jesucristo, y por ende nuestra salvación. Algunos, o la mayoría de los comentaristas piensan que la parte central, del v. 6 a 11, sería un himno más antiguo, o que San Pablo se hubiera basado en un himno litúrgico haciñendole algunas adaptaciones aquí. No veo que sea necesaria esta hipótesis ni hay que pensar que no es del mismo Pablo. ¿Por qué San Pablo, el primer teólogo de la Iglesia, y ciertamente brillante y profundo, no hubiera sido capaz de producir este maravilloso texto?

Primero, Pablo invita a los filipenses a confortarlo (no nos olvidemos que está en la cárcel) con sentimientos de amor y compasión, así llenando su corazón de alegría gracias a la concodia y la unanimidad. Luego les invita a evitar vicios como la rivalidad y la envidia, más bien practicando la humildad de manera que "cada uno considere a los demás superiores a sí mismo" y que cada quien no busque su propio interés sino el de los demás. Estas exhortaciones vienen a ser el prefacio de lo que se considera el himno, pues resume todos estos buenos deseos y sentiimientos en la invitación a: "tener en vosotros los mismos sentimientos que Cristo Jesús". También puede significar tener la misma mente, mentalidad o actitud.

¿Entonces, cuáles son estos sentimientos tan caracterísitcos de Jesús?   A pesar de tener la forma,  la condición o la naturaleza  de Dios, no la consideraba como algo a la que tenía que agarrarse  o que tenía que acaparrar. Esta actitud de Jesús  se opone radicalmente a la actitud de Adán y Eva, que querían ser como Dios "conociendo el bien y el mal", es decir, decidiendo lo que es bueno o malo, que es una gran mentira con la que los ganó la serpiente. Todos nosotros tendemos a lo de Adán, es decir, ponernos a nosotros mismos primero, que es la esencia de la soberbia y el egoismo, y convencernos de la mentira que somos nuestro propio dios. La actitud de Jesús es totalmente contraria a esta.   Aunque era igual a Dios, idéntico con Él, se rebajo, se "vació" de sí mismo, no en el sentido de haya dejado de ser Dios, sino que asumió la condición o la forma  de esclavo.  La gente contemporánea de San Pablo sabía perfectamente lo que significaba ser esclavo. Se hummilló a sí mismo haciéndose  semejante a los hombres. Esto no es todo, pues se humilló más rebajándose a aceptar la muerte en la cruz, que era el castigo más horrorso que las autoridades romanas podían imponer a los malhechores y revoltosos.

La suerte de Jesus no termina en la cruz. La muerte no era capaz de engullirlo sino por el contario Dios lo elevó o lo exaltó, concepto que corresponde a la resurrección  de Jesús y su Ascensión.    "Le dio un nombre sobre todo nombre". En la Biblia, el nombre es una indicaación de quien es la persona, su identidad. La primera profesión de los cristianos, como constatamos en muchos lugares en las cartas de San Pablo, fue "Jesucisto es el Señor". Además, su dominio alcanza no sólo el cielo y la tierra, sino también el abismo. Jesús, el Hijo de Dios, es exaltado sobre toda criatura, luego de haberse rebajado hasta la condición de esclavo. Es adorado como Dios, como hizo Santo Tomás, después de haber dudado cuando expsresaba su fe en Jesús: "Señor mío y Dios mío".

Así pues, tenemos en este beve pasaje la fe en la divinidad de Jesucristo, que se encarnó, haciéndo uno de nosotros como "un hombre cualquiera" como esclavo llegando hasta la entrega total de sí mismo para liberarnos a nosotros del pecado y de la muerte, y por otro lado, ha sido exaltado en el misterio de la resurrección y la ascensión por encima de todas las criaturas, de manera que como Dios le corresponde la misma adoración que corresponde al Padre y también al Espíirtu Santo. Hay teólogos que recurren a argucias verbales para evitar decir que Jesucristo es verdaderamente Dios, y suelenn decir, que Dios se hizo presente en él, y otras fórumulas que distan de expresar la verdadera fe de la Iglesia que se hace pesente aquí en este pasaje primitivo que San Pablo nos entrega en esta su estupenda carta a los cristianos de Filipo. La Iglesia ha conservado esta fe a lo largo de los siglos, pese a los esfuerzos de diversos herejes, y nosotros hoy tenemos el gozo y la alegría de profesarla en toda su radicalidad y verdad. Es la fe de la Iglesia en la que nos salvamos y al final llegaremos a pasar de la fe a la visión en la vida eterna.   En los pimeros siglos, los Padres de la Iglesia decían que "lo que no  ha sido asumido no ha sido salvado", afirmando la necesidad de que Jesús como Hijo de Dios se hicera plentamente hombre. Posiblemente, la primera herejía que se dio en la historia de la Iglesia se llamaba docetismo, palabra que poviene del verbo griego "dokein", que significa aparecer. Jesús no se hubiera hecho realmente hombre, sino habría aparecido como hombre. Además, decían que si Jesucristo no era realmente Dios, como afirmaba el heseriaraca Arrio, no hemos sido salvados, pues pareceía claro que solo Dios puede arreglar la mala situación del hombre y del mundo marcados por el pecado.


sábado, 23 de septiembre de 2017

AL SEÑOR NO LE IMPORTA LA CONTABILIDAD

HOMIALÍA, XXV DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO, CICLO A, 24 DE SEPTIEMBRE, 2017

San Pablo nos dice en su carta a los cristianos de Filipo en Grecia: "Comportaos, por tanto, de una manera digna del evangelio de Cristo".  Se trata de hacer lo que más conviene para alcanzar el fin último de nuestra vida. En el contexto de este texto de San Pablo, se trata de un dilema que el apóstol siente entre si conviene que se termine ya su vida y estar con el Señor o quedarse más tiempo en este mundo para ayudar a los cristianos de Filipo. Nosotros nos dedicamos, gastamos nuestra energías en lo que nos parece más importante en cada momento. Aquí San Pablo siente el peso de la misión que recibió del Señor de predicar el Evangelio y fundar Iglesias en muchas cidudades con el fin de ayudar a a que los más posibles llegasen a conocer a Jesús y su mensaje que es buena noticia.

¿Como podemos nosotros comportarnos de manera digna del Evangelio de Cristo? Creo que nuestro pasaje evangélico de hoy nos da alguna pista porque nos revela el criterio del Señor respecto al trabajo en su viña. Con mucha frecuencia  en la Biblia, el tema de la viña aparece. Una viña, tal vez más que cualquier otro tipo de cultivo requiere mucho cuidado. Si la Biblia compara su Iglesia con una viña, es que él tiene mucho cuidado y solicitud en cuidarla. En este caso se trata de contrarta a jornaleros para trabajar en la viña. La parábola nos presenta con un procedimiento  que comúnmente un agricultor no  seguiría. Un viñador normal, al querer llevar a jornaleros a su viña, calcularía cuántos hombres necesitaría e iría a la plaza a la pimera para llevar un cupo completo de trabajadores para toda la jornada. En cambio, este agricultor va como veces a llevar a más jornaleros, incluso ya la atardacer cuando quedaba una sola hora de trabajo antes de la puesta del sol.

El Cardenal va Thuan, vietnamiita que fue Arzobispo de Saigon cuando la ciudad cayó a los comunistas en 1975,  fue detenido y preso en cárceles y campos de trabajos forzados durante ocho años. Luego de ser libeado, el Papa San Juan Pablo II lo llevó a Roma, lo hizo Cardenal y le ecnomendó una misión en el Vaticano. También lo invitó a dar un retiro a todos los clérigos que trabajan en el Vaticano. Él decía allí que Jesucristo no sabe de contabilidad. Es decir, no segue los criterios comerciales. así es con el agricultor de la parábola. Primero, a la hora de pagar a los jornaleros, llama antes que a los demás a los últimos  y els paga el denario que correspondía por un día de trabajo. Al llegar los primeros, y recibir lo mismo, se quejaron. El señor de la viña responde que por qué se quejan,  que no no hacía ninguan injusticia con ellos, pues les pagaba lo acordado, y por que´piensan mal porque es generoso. Muchas personas se molestan con este modo de proceder señalado por Jesús en la parábola considerando que no es justo.

Recientemente ha habido unos hurracanas tremendas en Estados Unidos y países carrabeños, y dos grandes terremotos en México. Pongamos el caso de que luego del terremoto, los vecinos al salir a la calle descubren que otro vecinos están atrapados en sus casas. Llegan bomberos y la Policía y entre todos, también los vecinos, ponen manos a la obra para despejar los edificois y sacar los escombros para librar a los damnificados. Pongamos, que otros vecinos llegan más tarde cuando ya se había quitado casi todos los escombros y estaban casi a punto de sacar a algunas personas de los escombros también con la ayuda de los recién llegados. ¿Cuando ya lograr sacar a las personas de debajo de los escombros, acaso alguno va a quejarse porque él ha estado trabajando el día entero y los otros solo una hora? Más bien, todos, llenos de alegría  por haber podido salvar a unas personas, ni piensan en eso.

En la Iglesia y en el mundo estamos sufriendo los efectos de un terremoto espiritual. Tantas estructuras de la vida moral y espiritual han sido derrumbado como si de un terremoto se tratara. Ya hay tanto odio, intolerancia, desenfreno, ataques a la familia etc. En Estados Unidos, hace casi un año ha habido unas elecciones democráticas y la perdedora juntamente con muchos de sus adeptos no quieren reconocer que el ganador ganó limpiamente según la ley. Entonces, salen a la calle, a hacer destrozos, atacar a los que no están de acuerdo con ellos. Pasa algo semejante aqui en España con el intento de separarse de parte de la región de Cataluña. Los políticos andan a remover a las chusmas anti-sistema para que también ellos hagan destrozos en la calle. Luego, los ataques a la familia son interminables, ahora con lo que se llama LGTB, que se convierte en una pseuedo-religión con protección del Estado que intenta imponer su ideología al resto de la población y lavar el coco de los ñiños. Además de todo esto, tenemos el terrorismo yihadista que no se combate porque se prefiere la dictadura de lo políticamente correcto que la vida de los ciudadanos.

¿Qué hacemo sen la Iglesia? Con no poca frecuencia estamos peocupados por nimiedades, por adquirir protagonismo, supuestos derechos, por no quedar mal, porque al otro lo tratan mejor que yo etc, cuando  la casa está ardiendo y ni nos damos cuenta y lo que nos preocupa es algo muy secundario como quedar bien etc.

Si decía  el cardenal vietnamita que "el Señor no sabe de contabilidad" es porque actúa con una lógica superior. Quiere que cada quien se ponga a trabajar como puede en su viña. ¿Pero qué podemos hacer ante una situación tan dramática que vemos cada día en las noticias? El bien es como una onda expansiva. En nuestras familias, entre los vecinos, sea con nuestra palabras u obras podemos dejar una huella en la vida de los demás con nuesta actuación. Si realmente, estamos convencidos de lo que dice el Señor en su parábola sobre el juicio final (Mt 25,31-46) "Tuve hambre y me distís  de comer, etcétera., nos daremos cuenta que podemos contribuir al bien de los  demás con la palabra o las obras. Si venimos a participar en una misa por un difunto familiar o conocido, ¿por qué no aprovechar esta ocasión del fallecimiento de un ser querido o conocido para reflexionar sobre cómo estoy viviendo mi vida? Jesús pone una vara muy alta cuando nos manda perdonar a los enemigos, hacer el bien a los que nos odian, o San Pablo cuando describe la caridad empezando con la paciencia, "la caridad es paciente, servicial, no es envidiosa ni jactanciosa, no se engríe; es decorosa y no busca su interés; no toma en cuenta el mal; no se alegra con la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree. . Todo lo espeera. Todo lo  soporta". Aquí tenemos lo que son las prioridades del Señor y debería de ser las nuestras.